DEPRIMIDA POR LA MODA
Palabra de Dios: 1 Pedro 3:3,4
Amanda
las divisó apenas entró en su nueva escuela: un grupo de chicas, paradas en el
pasillo, con ropa de marca y de última moda.
Rápidamente
pasó al lado de ellas, evitando mirarlas a los ojos.
No
es que su ropa fuera fea o algo así, solo que no era ropa tan lujosa como la
que usaban las otras chicas. Cuanto más pensaba en esto, más molesta se sentía.
-Mamá,
necesito ropa nueva -explotó apenas llegó a su casa.
La
mamá la miró, sorprendida.
-¿No
acabamos de comprarte ropa? Sabes que no podemos comprar nada más en este
momento.
Amanda
sabía que su mamá tenía razón, pero le disgustaba la idea de volver a la
escuela. Toda la semana caminó por la escuela con la cabeza gacha, evitando a
las personas. Si alguien le hablaba, ella daba respuestas cortas y se alejaba.
El ceño fruncido remplazó su sonrisa habitual. A la hora del almuerzo, comía
sola.
Un
par de semanas más tarde, algo que leyó el director de su grupo de jóvenes le
llamó la atención: “Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste
en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que
su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón
y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor
delante de Dios”.
De
pronto, Amanda se dio cuenta de que había estado tan preocupada por su ropa que
su actitud se había vuelto pésima. No era sorprendente, entonces, que no hubiera
hecho amigos nuevos en la escuela.
Decidió
en ese momento dejar que su belleza interior brillara, y rápidamente la escuela
comenzó a ser un lugar más feliz para ella.
Amanda
hasta se hizo amiga de algunas de las chicas de la ropa lujosa.
“Todo
es cuestión de quién soy por dentro”, pensó mientras se vestía para ir a la
escuela, “no de lo que tengo puesto por fuera”.
Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún del Mundo
Por Helen Lee Robinson
No hay comentarios.:
Publicar un comentario