domingo, 30 de junio de 2013

BUSCAD PAZ


Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas. Salmo 84:5.

Bienaventurados los pacificadores” (Mateo 5:9)... ¿Cuántos hay que realmente desean ser bienaventurados, que no solo escuchan sino que hacen las palabras de Cristo? Los que no confiarán en sí mismos sino que pondrán su confianza en un poder externo y superior al propio, serán habilitados para ser hacedores de las palabras de Cristo...
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia” (no por su espíritu áspero, rudo, que los lleva a suscitar conflicto y disensión, sino “por causa de la justicia”) (Mateo 5:10). Los justos son los que desean paz, y tendrán paz aunque les cueste todo, excepto el sacrificio de sus principios. No pueden sacrificar la verdad, aunque la adherencia a ella les cueste dolor, reproches, sufrimiento e incluso la muerte. “Porque de los tales es el reino de los cielos”.
Los que son perseguidos por causa de la justicia colocan los Mandamientos de Dios primero en sus vidas, y no permiten que ninguna regla humana, promesa de recompensa ni oferta de honor se introduzca entre ellos y su Dios. No pueden ser inducidos a negar a Cristo y traicionar su causa. Las ricas promesas de Dios ocupan un lugar en su memoria y, cuando el enemigo llega como una inundación, el Espíritu del Señor se levanta como un estandarte contra él. El Espíritu Santo revela la preciosura de las Escrituras al entendimiento...
La iglesia misma necesita convertirse de manera tal que sus miembros puedan volverse canales de luz que sean bendecidos y convertidos en bendición.
Una dependencia vaga de la misericordia de Dios no nos conseguirá acceso al Trono de la gracia ni extraerá la bendición de Dios el Padre, provista para los que hacen su voluntad. La fe debe centrarse en la Palabra de Dios, que es espíritu y vida. Cada página de la Palabra Sagrada es iluminada con los rayos del Sol de Justicia.
La Palabra de Dios ha de ser el apoyo del afligido, el alivio del perseguido.
Dios mismo habla al alma crédula y confiada, porque el Espíritu de Dios está en su Palabra, y los que aceptan las palabras de Dios cuando son aclaradas en su mente por el Espíritu Santo, recibirán una bendición especial. Así es que el creyente come de Cristo, el Pan de vida. Se ve la verdad bajo otro aspecto, y el alma se regocija como en la presencia visible de Cristo –Signs of the Times, 10 de octubre de 1895.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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