El Señor es mi Pastor, me ofrece descanso
En
verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce. Salmo
23:2
La
escena más maravillosa que puedo imaginar en este momento es la de un
sacrificado pastor velando por sus ovejas en el monte, mientras ellas descansan.
Él
aleja, con espíritu decidido y movido por el gran amor con que las ama,
cualquier peligro que las amenace. Está dispuesto a defenderlas incluso a costa
de su propia integridad física y de su seguridad.
Jesús,
como nuestro pastor, asume un papel semejante. En la incertidumbre de una vida
llena de peligros y amenazas, se ofrece a ser nuestro protector y salvador.
En
medio de los trajines de la existencia humana, cuando las preocupaciones y la
ansiedad hacen presa de nuestras emociones y nos sentimos agotadas y agobiadas,
es bueno hacer un alto y recordar que Cristo desea darnos descanso duradero y
permanente; recordar que él está constantemente velando por nuestro cuidado, y
que por nosotras ha ofrecido su vida, sin escatimar ningún sacrificio.
Él,
como nuestro pastor, nos ofrece conducirnos a verdes pastos, un lugar donde el
alimento es abundante y el mejor para proveernos salud plena. Jesús nos dice:
“Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos
de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo y se alimentarán de
los mejores pastos de los montes de Israel. Yo mismo apacentaré a mi rebaño, y
lo llevaré a descansar. Lo afirma el Señor omnipotente” (Eze. 34:14-15).
Mujer,
madre, esposa, hermana, abuela, alumna, seguramente hoy te enfrascarás en un
sinfín de quehaceres y puede ser que, aun cuando todavía no hayas comenzado a
realizar tus tareas, ya te sientas cansada e incapaz de enfrentar tantas
demandas que tu rutina diaria te exige. Desafíos, objetivos, tareas, compromisos
son algunos de los asuntos que en este día te harán correr de aquí para allá y
te privarán del verdadero descanso, si no caminas al lado del Pastor.
Te
animo a aceptar y disfrutar el descanso que el divino Pastor te ofrece. Te
sentirás segura y en paz, incluso si te encuentras rodeada por la adversidad.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,
presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en
Cristo Jesús” (Fil. 4:6-7).
Tomado de Meditaciones Matutinas para
la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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