Ninguno tenga en poco tu
juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12.
La Palabra de Dios era la regla que guiaba a
Timoteo... Las instructoras en su hogar cooperaron con Dios para educar a este
joven con el propósito de llevar las responsabilidades que le llegarían a una
edad temprana.
Timoteo era solo un joven cuando fue
escogido por Dios como maestro. Pero, sus principios habían sido tan bien
establecidos por una educación correcta que era digno de ser un maestro
cristiano en conexión con Pablo, el gran apóstol a los gentiles. Y aunque era
joven, llevó sus responsabilidades con mansedumbre cristiana. Era fiel,
constante y sincero, y Pablo lo eligió como su compañero de trabajo y de
viajes, para que tuviera el beneficio de la experiencia del apóstol en la
predicación del evangelio y en el establecimiento de las iglesias.
Pablo amaba a Timoteo porque Timoteo amaba a
Dios. El gran apóstol a menudo lo buscaba y lo interrogaba respecto de la
historia en las Escrituras. Le enseñó la necesidad de rechazar toda maldad, y
le dijo que la bendición ciertamente acompañaría a todos los que fueran fi eles
y honestos, y les daría una virilidad noble...
Las palabras del apóstol Pablo poco antes de
su muerte fueron: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste,
sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:14, 15)...
Pablo podía escribir esto con tranquilidad
porque Timoteo no exhibía un espíritu de autosuficiencia. Trabajaba en conexión
con Pablo, buscaba su consejo e instrucción. No funcionaba por impulso. Ejercía
la consideración y un pensamiento calmado, y se preguntaba a cada paso: “¿Será
este el camino del Señor?”...
“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina;
persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren” (1 Timoteo 4:16).
El encargo dado a Timoteo debe ser tenido en
cuenta en cada hogar, y debe convertirse en un móvil de la educación en cada
familia y cada escuela – Youth’s Instructor, 5 de mayo de 1898.
Tomado de Meditaciones Matutinas para
adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White