viernes, 6 de septiembre de 2013

JOSÍAS ENCUENTRA LA SAGRADA ESCRITURA


Tu oración: Querido Padre, gracias por la Biblia y por todas las enseñanzas que ahí encuentro.

Versículo para hoy: «Había encontrado el libro de la ley en el templo del Señor». 
2 Reyes 22: 8.

HACE MUCHOS ANOS un niño llego a ser rey del pueblo de Dios, solamente tenía ocho años, cuando creció obedeció a Dios.

El templo de Dios estaba descuidado y le pidió a los trabajadores de su reino que lo repararan y lo limpiaran, cuando estaban trabajando, ¡encontraron los rollos de la Sagrada Escritura! Estaban llenos de polvo, los sacudieron y uno de los sacerdotes le llevo los rollos al rey Josías, el rey pidió que se los leyeran al pueblo.

Josías junto con todo el pueblo prometió que iban a amar a Dios y que iban a obedecer todos sus mandamientos.

Dios se puso muy feliz con la promesa que el pueblo y Josías hicieron.

         LECTURAS DEVOCIONALES PARA PEQUEÑOS
AMIGOS DE JESÚS
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

jueves, 5 de septiembre de 2013

EL LLAMADO DE ELISEO


Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. 1 Reyes 19:19.

Haríamos bien en considerar el caso de Eliseo cuando fue elegido para su trabajo. El profeta Elías estaba por poner fi n a sus labores terrenales; otro había de ser llamado para impulsar la obra que había de hacerse en ese tiempo. En su viaje, Elías fue guiado hacia el norte. Ahora se notaba un marcado cambio de escena respecto de la situación del país poco tiempo antes. En ese entonces, los distritos agrícolas habían quedado sin cultivar; la tierra había estado seca, porque no había caído lluvia ni rocío durante tres años. Ahora todo parecía brotar, como para redimir el tiempo de hambre y de carencia. Las lluvias abundantes habían beneficiado más a la tierra que a los corazones humanos; los campos estaban mejor preparados para el cultivo que los corazones del Israel apóstata.

Por donde mirara Elías, la tierra que veía pertenecía a un hombre; un hombre que no había doblado su rodilla ante Baal y cuyo corazón había permanecido indiviso al servicio de Dios. Aun durante el cautiverio había habido almas que no habían apostatado, y esta familia se incluía entre los siete mil que no habían doblado su rodilla ante Baal. El dueño de esa tierra era Safat. Entre los trabajadores se notaba bastante actividad. Mientras los rebaños disfrutaban de los verdes pastos, las manos ocupadas de sus siervos sembraban la semilla para la cosecha.

La atención de Elías se dirigió a Eliseo, el hijo de Safat, quien con sus siervos araba la tierra con doce yuntas de bueyes... Eliseo había recibido su educación lejos de la ciudad y de la disipación de la corte. Había sido preparado para que adquiriera hábitos de sencillez y de obediencia a sus padres y a Dios...

Eliseo esperó contento, mientras hacía su trabajo con fidelidad. Día tras día, por medio de la obediencia práctica y la gracia divina en la que confiaba, obtuvo rectitud y fuerza de propósito. Al hacer todo lo que podía hacer al cooperar con su padre en el negocio de la familia, estaba sirviendo a Dios.

Cuando el profeta vio a Eliseo y a sus siervos arando con doce yuntas de bueyes, vino al campo de labor, y mientras pasaba se soltó el manto y lo lanzó sobre los hombros de Eliseo. Luego, siguió de largo como si el asunto hubiera concluido. Pero sabía que Eliseo entendía el significado de la acción, y se alejó sin decirle una palabra, para que decidiera si aceptar o rechazar el llamamiento –Youth’s Instructor, 14 de abril de 1898; abril 21 de 1898.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

¿HAY FRUTOS EN TU HUERTO?


Vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Colosenses 1:10-11

La historia de la higuera que fue maldecida porque no daba frutos nos enseña una enorme lección. “Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella solo encontró hojas, porque no era tiempo de higos. ‘¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!’, le dijo a la higuera. [...] Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz” (Marcos 11:13-14, 20). Jesús secó la higuera porque no llevaba frutos. Nada tenía para ofrecer al caminante hambriento.

De la misma forma Dios ve la clase de frutos que nosotras producimos, tanto buenos como malos. La advertencia es: “Todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán” (Mateo 7:17-20).

Dios nos insta a que no solamente demos frutos, sino buenos frutos. Puede ser que muchas de nosotras produzcamos frutos, pero no estemos honrando a Dios con ellos. Podríamos ser mujeres brillantes ante el mundo, y que sin embargo, únicamente proyectemos sombras y oscuridad en nuestros hogares. La permanencia en Cristo es la propuesta divina para todo aquel que desea dar buenos frutos: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman” (Juan 15:5- 6).

Hermana, la calidad de nuestros frutos está garantizada si permanecemos unidas a Cristo. ¿Y cómo haremos para permanecer unidas a él en un mundo tan hostil como el nuestro? Pide a Dios que haga de ti una roca de apoyo, y que no te deje ser una piedra de tropiezo para quienes te encuentres en tu camino. Regala amor y aprecio a los que han perdido la capacidad de sentir cariño, y alberga un espíritu de consolación por todo doliente. Entonces darás frutos de olor y sabor gratos para el Señor y para el prójimo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

PECADO IMPERDONABLE


Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados (Hebreos 10:26).

Este es uno de los versículos más duros de la Biblia. ¿Quiere decir que aquellos que pecan después de conocer la verdad no tienen perdón? No. Dios nos ha pedido que perdonemos a otros setenta veces siete y, por supuesto, él está dispuesto a perdonarnos más que eso (lee Hechos 5:31). De hecho, en la Biblia encontramos muchos ejemplos de esto (Adán, Noé, Abraham, Moisés, Pedro y otros).

El pasaje de hoy se refiere a un pecado específico. Se lo describe como “pisotear al Hijo de Dios”, “profanar la sangre del pacto” e “insultar al Espíritu de la gracia” (lee Hebreos 10:29).

¿En qué consiste este pecado?

“Pisotear al Hijo de Dios” es una expresión muy significativa. Pisotear a una persona era una imagen común para referirse a la derrota y subyugación absoluta de los enemigos por parte de un monarca (2 Samuel 22:39; Salmo 18:36, 38; 47:3). Esto fue lo que hizo Josué con los cinco reyes cananeos a los que derrotó (Josue 10:24,25) y lo que Dios promete hacer, en favor nuestro, con Satanás (Romanos 16:20). Pisotear al Hijo de Dios implica que el pecador considera a Jesús un enemigo a quien debe subyugar.

“Profanar la sangre del pacto” significa considerar que la sangre de Cristo no es un elemento que limpia nuestros pecados, sino que nos contamina. La Biblia dice que la sangre de Cristo limpia nuestros pecados (Hebreos 9:14), pero el ofensor considera que debe evitarla como si fuera lepra.

Finalmente, el ofensor “insulta al Espíritu de la gracia”. El Espíritu Santo es el agente de la gracia de Dios y de su misericordia, pero este ofensor lo rechaza y lo insulta. Hay aquí un elemento de insolencia y arrogancia que invita el juicio de Dios.

¿Te das cuenta? Esta ofensa no es resultado de la ignorancia, sino el acto decidido de destruir totalmente la relación con Dios. La única manera de ser salvos es por medio de la fe en el sacrificio de Cristo Jesús (Hechos 4:12) y la aceptación del ministerio del Espíritu Santo en favor nuestro (Efesios 4:30). Pero si rechazas totalmente estos medios, ¿qué otro te queda para salvarte? Ninguno.

Te invito a que hoy confirmes tu fe en Cristo Jesús y te sometas al liderazgo del Espíritu Santo. Ese es el camino de la salvación. El asunto es urgente y muy serio. Pronto ya no quedarán oportunidades.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

EL CAMPO DE PAPAS


Lugar: Nueva Hampshire, EE.UU.

Palabra de Dios: Jeremías 17:10

Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras”.

Los vecinos estaban perplejos. Era otoño, y estaban pasando largas horas en sus campos, cosechando sus cultivos. Pero, Leonard Hastings estaba haciendo nada. Parecía que no le importaba su campo de papas o el hecho de que, si no se apuraba y recogía sus papas, estas se perderían.

-¿No vas a recoger tus papas? -le preguntaron.

Pero, Leonard Hastings tenía asuntos más urgentes de los cuales ocuparse.

-Jesús viene pronto -les dijo.

Y eso era lo que él creía firmemente. Estaba convencido de que Jesús regresaría ese año. Él y otros creyentes cristianos que habían estado estudiando la profecía bíblica habían establecido el 22 de octubre de 1844 como la fecha de su venida. Y, si Jesús volvía en octubre, ¿para qué molestarse cosechando las papas?

El 22 de octubre llegó y pasó… y Jesús no volvió. Muchos llamaron a ese día el día del Gran Chasco. Pero, Dios recompensó la fe de Leonard Hastings, y cuidó de sus papas. Ese año, una enfermedad hizo que las papas de todos se pudrieran. Y aunque sus papas todavía estaban bajo tierra, la enfermedad no las afectó. No solo eso, sino también las temperaturas ese otoño fueron benignas, así que las papas tampoco se congelaron, sino que estaban bien cuando las recogió un tiempo después.

Leonard Hastings compartió sus papas con sus vecinos. Y él también compartió su testimonio: cómo Dios había cuidado sus papas. Él había confiado en Dios, y Dios había recompensado su fe.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

CUANDO EL TIEMPO SE DETUVO


Tu oración: Querido Padre, hoy te pido por todos los niños enfermos para que los sanes.

Versículo para hoy: «Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso».  Hebreos 4: 10.

EZEQUIAS se puso muy enfermo. Dios le dijo que dejara todo en orden en su reino porque pronto moriría. Ezequías oro y le dijo a Dios que el había sido fiel y que le había servido de todo corazón, lloro mucho, el no quería morir, deseaba seguir sirviendo a Dios.

Dios escucho su oración y el profeta Isaías le dijo al rey que le iba a dar más años de vida. Dios le dijo a Ezequías que lo sanaría y que le daría una señal milagrosa, la sombra retrocedería. Ezequías alabo a Dios por sanarlo.

         LECTURAS DEVOCIONALES PARA PEQUEÑOS
AMIGOS DE JESÚS

Por: Cesia Alvarado Zemleduch

miércoles, 4 de septiembre de 2013

RENDICION TOTAL


No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:7.

Como una posesión comprada por Dios, estamos bajo el compromiso de obrar como Cristo obró en su servicio divino; no según nuestras inclinaciones naturales, sino en armonía con el Espíritu de Dios. Pero cuando el evangelio encuentra a la persona, su vida está llena de pecado. Al ceder a la tentación, debilita su poder para obedecer. Su corazón es “engañoso... más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Están muertos en transgresiones y pecados, y en su propia fuerza no pueden hacer el bien.

Para servir a Dios aceptablemente, debemos “nacer de nuevo”. Nuestras disposiciones naturales, que se oponen al Espíritu de Dios, deben ser eliminadas. Debemos ser hechos hombres y mujeres nuevos en Cristo Jesús. Nuestra vida vieja de siempre debe dar lugar a una vida nueva: una vida llena de amor, confianza, obediencia voluntaria... A menos que ocurra el cambio, no podemos servir bien a Dios. Nuestro trabajo será defectuoso. Se introducirán planes terrenales; se ofrecerá fuego extraño que deshonra a Dios. Nuestra vida será impía e infeliz, llena de inquietud y de problemas...

Cristo vino a nuestro mundo porque vio que habíamos perdido la imagen y la naturaleza de Dios. Vio que nos habíamos apartado lejos del camino de la paz y la pureza, y que si éramos dejados solos no encontraríamos jamás nuestro camino de regreso. Vino con una salvación plena y completa, a cambiar nuestros corazones de piedra por corazones de carne; a cambiar nuestra naturaleza divina a su semejanza, para que al ser partícipes de la naturaleza divina, podamos ser hechos idóneos para las cortes celestiales...

A todos los que –ansiosos por la salvación de sus almas– vienen a Cristo por ayuda les dice, como le dijo a Nicodemo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Está tocando a la puerta de su corazón, y pide entrar. Anhela renovar su corazón, llenándolo de amor por todo lo puro y lo verdadero. Él anhela crucificar su yo, y elevarlo a usted a la novedad de vida en él.

Nicodemo se convirtió, como resultado de su entrevista con Cristo... No tema rendirse totalmente a Cristo. Colóquese sin reservas bajo su control. Aprenda lo que significa cesar de pecar; lo que significa tener un nuevo corazón, llevar la semejanza divina. Al contemplar a Cristo, el yo se hundirá en la insignificancia, y usted será cambiado, “de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18) – Youth’s Instructor, 9 de septiembre de 1897.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White