martes, 31 de diciembre de 2013

NO LO DEJES ESCAPAR

Portada Mujeres
Bendeciré al Señor en todo tiempo;
mis labios siempre lo alabarán.
Mi alma se gloría en el Señor;
lo oirán los humildes y se alegrarán.
Engrandezcan al Señor conmigo;
exaltemos a una su nombre.
Salmo 34:1-3

Hoy es el último día del año y, seguramente por la fuerza de la costumbre, estarás mirando hacia atrás. Tal vez recuerdes cómo fue el primer día del año que está por terminar, y todos los buenos propósitos que te hiciste en él. Es posible que el conteo de las horas ya pasadas y de los días ya vividos lo marques con color rojo en tu calendario. O por el contrario, puede ser que el recuento de estos doce meses te haga reconocer con satisfacción que has alcanzado tus metas, y que algunos sueños dejaron de serlo para transformarse en una hermosa realidad que hoy disfrutas.

De cualquier modo, las únicas realidades innegables son que nunca podremos lograr que el calendario retroceda, y que nada de lo realizado se podrá cambiar. Lo único real es el tiempo que tenemos por delante. ¿Serán semanas, meses o años los que el Señor nos preste? No lo sabemos. Sin embargo, debemos aprender a vivir en la tierra día a día, y a hacer planes para la eternidad.

El sabio dijo: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Eclesiastes 3:1). El tiempo que Dios nos concede a título de préstamo es el desafío más grande que tenemos que enfrentar. Alguien dijo y con razón: “Dios no nos impone jamás un deber sin concedernos las posibilidades y el tiempo para cumplirlo”.

Por eso, en la víspera de este año que está a punto de comenzar, llénate de un renovado valor. Traza tus objetivos y considera el alto costo que representa no vivirlos plenamente. Sigamos el consejo del apóstol Pablo cuando, escribiendo a los efesios, les dijo: “No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efesios 5:16).

Amiga, el presente es tuyo, adminístralo con inteligencia. El mañana de tu vida le pertenece a Dios; espéralo llena de confianza y experimenta el gozo de quien reconoce que, aunque la vida en la tierra es efímera, la existencia en el cielo será para toda la eternidad. Recuerda: “Este es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el dia de salvación!” (2 Corintios 6:2.) ¡Alabado sea el Señor!

Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

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