Lugar: Mar de los Sargazos
Palabra de Dios: Hebreos 11:1
Dentro del
Océano Atlántico norte se encuentra el Mar de los Sargazos, un espejo ovalado
de agua tranquila, cubierto por un alga marrón flotante, conocida como sargazo.
Durante la primavera y el verano, esta alga crece y se convierte en grandes
campos, o islas, flotantes, que cubren gran parte de la zona. Cristóbal Colón,
junto con muchos otros marinos, informó haber visto esta extraña zona de agua
cubierta de algas.
En 1925,
Wílliam Beebe, de la Sociedad Zoológica de Nueva York, decidió investigar el
Mar de los Sargazos. Allí fue que descubrió algo inusual, acechando en el agua.
El señor Beebe sumergió la mano en el agua y atrapó una anguila, que describió
como “un trozo de agua flexible de treinta centímetros de largo”. Aunque tenía
la anguila en su mano, todo lo que podía ver era un par de ojos brillantes. La
estructura del cuerpo era casi invisible.
Cuando examinó
la criatura más cuidadosamente, el señor Beebe descubrió que la anguila tenía
la forma de una hoja alargada y delgada.
Era el
camuflaje perfecto para esconderse en el Mar de los Sargazos, que está cubierto
de algas. Cuando el señor Beebe colocó algunos de estos animales en un acuario,
el acuario parecía vacío. Pero, solo porque no podía ver las anguilas no significaba
que no estuvieran allí.
La Biblia
define la fe como “la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se
ve” Así como el señor Beebe sabía que las anguilas estaban allí aunque no podía
verlas, podemos tener fe en Dios aunque no podamos verlo físicamente. Podemos
creer que sus promesas son ciertas, que nos ama y que tiene un futuro
maravilloso para nosotros.
Así que,
aunque no lo puedas ver ahora, puedes estar seguro de que está. ¡Y un día
podrás verlo cara a cara!
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