¿Luego la ley es contraria a
las promesas de Dios? Gálatas 3:21.
La Ley y el evangelio no pueden separarse.
En Cristo, la misericordia y la verdad se unieron, la justicia y la paz se
besaron. El evangelio no ha ignorado las obligaciones debidas a Dios por
hombres y mujeres. El evangelio es la Ley desplegada; nada más ni nada menos.
No da más licencia al pecado que la Ley. La Ley señala a Cristo; Cristo señala
a la Ley. El evangelio nos llama al arrepentimiento. Arrepentimiento ¿de qué?
Del pecado. ¿Y qué es el pecado? La transgresión de la Ley. Por lo tanto, el
evangelio llama a los pecadores a volver de su transgresión a la obediencia a
la Ley de Dios. Jesús, en su vida y su muerte, enseñó la más estricta
obediencia. Murió el justo por el injusto, el inocente por el culpable, para
que el honor de la Ley de Dios fuera preservado, y que la humanidad no se
perdiera totalmente.
La obra de la salvación tanto en la
dispensación del Antiguo Testamento como en la nueva es la misma…
Satanás obra con todos sus poderes engañosos
para entrampar al mundo.
Desea que crean que se hizo este gran
sacrificio para poder abolir la Ley de Dios. Representa a Cristo como si
estuviera en oposición al gobierno de la Ley de Dios en el cielo y en la
tierra. Pero el Soberano del mundo tiene una Ley por la cual gobierna a los
seres inteligentes del cielo y a su familia humana, y la muerte de su Hijo fija
la inmutabilidad de esa Ley sin lugar a duda alguna.
Dios no tiene ninguna intención de eliminar
su gran norma de justicia. Por esta norma puede definir lo que es un carácter
correcto…
Es necesario que todo ser inteligente
entienda los principios de la Ley de Dios. Cristo declaró, por medio del
apóstol Santiago: “Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un
punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10). Estas palabras fueron
expresadas después de la muerte de Cristo; por lo tanto, la Ley era vigente
para todos en ese momento…
La gente puede hablar de la libertad del
evangelio. Pueden asegurar que no son esclavos de la Ley. Pero la influencia de
una esperanza [basada] en el evangelio no llevará a los pecadores a considerar
la salvación de Cristo como un asunto de gracia gratuita, mientras siguen
transgrediendo la Ley de Dios. Cuando la luz de la verdad se revela en su
mente, y entienden plenamente los requisitos de Dios y advierten el alcance de
sus transgresiones, reformarán sus caminos, llegarán a ser leales a Dios por
medio de la fuerza obtenida de su Salvador, y llevarán una vida nueva y más
pura — Signs of the Times, 25 de febrero de 1897.
MEDITACIONES
MATINALES PARA ADULTOS 2013
DESDE
EL CORAZÓN
Por: Elena G. de White
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