jueves, 17 de octubre de 2013

CEPÍLLATE LOS DIENTES


Lugar: Inglaterra

Palabra de Dios: Efesios 4:29, DHH 94

El cepillo de dientes no ha existido siempre. Entonces, ¿cómo se limpiaba los dientes la gente antes de su invención? Aparentemente, el mejor método era frotar un trapo sobre ellos. Eso fue lo que Aristóteles sugirió a Alejandro Magno hace unos 2.500 años. Y, más recientemente, el dentista de George Washington le dijo que usara un trapo con un poco de tiza.

Si alguna vez usaste un trapo para lavarte los dientes, sabes que no es una manera demasiado efectiva de higienizártelos todos los días. Eso es exactamente lo que William Addis, un prisionero en la Cárcel de Newgate, en Inglaterra, se dijo a sí mismo mientras se limpiaba los dientes una mañana, alrededor del año 1770. “Tiene que haber una manera mejor de hacerlo”, decidió.

Durante todo el día pensó en el problema, y pronto se le ocurrió una idea. La próxima vez que le sirvieron carne, William se guardó un huesito. También, consiguió algunas cerdas duras, con ayuda de un guarda cárcel. William hizo pequeños agujeros al hueso y luego pegó pedacitos de cerda en los agujeros. Ese fue el primer cepillo de dientes de la historia.

Luego de ser liberado de la prisión, William Addis dio comienzo a una fábrica de cepillos de dientes. Como puedes imaginar, fue un éxito inmediato. A la gente le gustaba tener la boca limpia, y estaban felices de que alguien inventara un producto más efectivo que el trapo.

¿No te alegra tener un cepillo de dientes, en lugar de un trapo? Es lindo tener una “boca limpia”, ¿no es verdad? No solo dientes literales, sino también figuradamente. La Biblia aconseja: “No digan malas palabras, sino solo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen”. Así que, “cepíllate los dientes” de tus expresiones; y recuerda mantener tu boca limpia, también.

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En algún lugar del Mundo
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