El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los
problemas.
Proverbios 19:23
Hay
gente que cree haber perdido el sentido de la vida. Aseguran sentir un gran
vacío existencial que les quita las fuerzas y los deseos de vivir. Arguyen que
las metas y los proyectos que no han podido alcanzar son los responsables de la
condición en que está su vida. Cuando se pierde el interés y el gozo de vivir,
corremos un grave peligro. Los sentimientos que preceden a esta condición son
de impotencia, incapacidad, derrota y desaliento. La persona se hace vulnerable
y es muy posible que caiga en un estado de postración física, emocional y
espiritual, en el cual ya nada importa. Con el desánimo a cuestas, algunos no
saben a dónde ir, ni qué hacer.
La
vida es uno de los dones más preciados que Dios nos ha dado. Cuando nos la
proveyó, también puso dentro de nosotros la capacidad de gozar, de amar, de
luchar, de buscar lo mejor y lo superior. No somos seres incapacitados e
inútiles para quienes basta únicamente con respirar. La breve vida de Jesús en
esta tierra fue rica y trascendente. Durante su vida no hubo lugar para la
conmiseración, aunque lo maltrataron. El servicio abnegado ocupaba la mayor
parte de su tiempo, pues él sabía que tenía una misión que cumplir. Por eso
declaró: “El que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y
el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo
del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos” (Mateo 20:26-28).
En
este mundo consumista y competitivo podríamos fácilmente perder de vista los
motivos correctos para vivir. La búsqueda de riquezas, prestigio, posición
social, finalmente puede llevarnos al vacío existencial. La Biblia contiene una
buena amonestación al respecto: “Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a
la sombra del dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la
posee” (Eclesiastés 7:12).
Amiga,
ruega para que en este día el Señor te llene de sabiduría, y de esa forma
consigas llenar todo vacío de tu corazón con motivos correctos y santificados.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la
mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado