Temamos, pues, no sea que
permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca
no haberlo alcanzado.
Hebreos 4:1.
Jesús, nuestro compasivo Salvador, es el
camino, la verdad y la vida. ¿Por qué no hemos de aceptar su amable oferta de
misericordia y creer sus palabras de promesa para que el camino de la vida no
sea tan duro? Al recorrer el precioso camino que ha sido forjado para que los
rescatados del Señor lo caminen, no lo nublemos con dudas y oscuras
premoniciones; ni sigamos nuestra voluntad murmurando y quejándonos, como si
estuviéramos obligados a cumplir una tarea desagradable y exigente. Los caminos
de Cristo son caminos agradables y todas sus sendas son paz. Si hemos forjado
sendas pedregosas para nuestros pies y acarreado cargas pesadas de preocupación
al edificarnos tesoros sobre la tierra, cambiemos ahora y sigamos la senda que
Jesús ha preparado para nosotros.
No siempre estamos dispuestos a venir a
Jesús con nuestras pruebas y dificultades.
A veces, derramamos nuestros problemas en
oídos humanos y contamos nuestras aflicciones a quienes no pueden ayudarnos, y
no aprovechamos para confiarle todo a Jesús, quien es capaz de cambiar el
camino del dolor en sendas de gozo y de paz. La negación del yo, el sacrificio
propio, da gloria y victoria a la cruz. Las promesas de Dios son muy preciosas.
Debemos estudiar su Palabra, si hemos de conocer su voluntad. Las palabras de
inspiración, estudiadas cuidadosamente y obedecidas en la práctica, conducirán
nuestros pies en una senda llana, que podamos recorrer sin tropezar. ¡Ojalá que
todos los ministros y las personas llevaran sus cargas y confusiones a Jesús,
quien está esperando para recibirlos y darles paz y reposo! El nunca rechazará
a los que colocan su confianza en él…
Tenemos el deber de amar a Jesús como
nuestro Redentor. Él tiene el derecho de exigir nuestro amor, pero en lugar de
hacerlo nos invita a que le demos nuestro corazón. Nos llama para que caminemos
con él por el sendero de la obediencia humilde y verdadera. La invitación que
nos hace es un llamamiento a una vida de pureza, santidad y felicidad -una vida
de paz y reposo, de libertad y amor-, y a la participación en una rica
herencia futura: la vida eterna. ¿Qué elegiremos, la libertad en Cristo o la
esclavitud y la tiranía al servicio de Satanás?
¿Por qué descartaremos la invitación de
misericordia y rechazaremos las ofertas de amor divino? Si elegimos vivir con
Cristo durante las edades interminables de la eternidad, ¿por qué no escogerlo
ahora como nuestro Amigo más amado y de mayor confianza, y nuestro Consejero
mejor y más sabio? - Signs of the Times, 17 de marzo de 1887; parcialmente en
Exaltad a Jesús, p. 92.
MEDITACIONES
MATINALES PARA ADULTOS 2013
DESDE
EL CORAZÓN
Por: Elena G. de White
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