lunes, 2 de septiembre de 2013

LA BIBLIA DE LA FAMILIA


Lugar: Nueva Jersey, EE.UU.

Palabra de Dios: Salmo 119:162, DHH

A mi querido sobrino, Esteban Marsh, le dejo mi Biblia de familia y todo lo que contiene”. Y así fue como el señor Marsh llegó a ser el dueño de la Biblia de la familia, luego de la muerte de su tía.

El señor Marsh llevó con cuidado la Biblia a su casa, y la puso sobre una mesa. Allí quedó durante años y años, juntando polvo. Ocasionalmente miraba la Biblia y, a veces, hasta tocaba su tapa gastada, pero nunca llegó a abrirla o leerla.

Estaba demasiado ocupado con todo lo demás. Era un hombre pobre, debía trabajar largas horas para poder pagar sus cuentas. Quizás  algún día, cuando tuviera más tiempo, vería qué tenía para decir la Biblia.

Pasaron 35 años, y el señor Marsh era ahora un hombre anciano.

Habiendo vivido en la pobreza durante toda su vida, ahora estaba planificando mudarse a la casa de su hijo mayor. Mientras el señor Marsh empacaba sus pertenencias, tomó la Biblia de la familia y la abrió. Se sorprendió cuando vio un billete de veinte dólares.

Mientras hojeaba el libro, encontró otro billete, luego otro… y otro.

¡Y pensar que había estado viviendo en la pobreza durante tanto tiempo!

La Biblia es una posesión muy valiosa. Sin dudas, es la Palabra de Dios. Pero, no estamos hablando en términos de pesos y centavos. La Biblia contiene un tesoro mucho mayor que el que descubrió el señor Marsh en la descuidada Biblia familiar. Así que, no permitas que tu Biblia quede por allí, juntando polvo: tómala y léela. Descubre su verdadero valor, y di a Dios: “Yo me siento feliz con tu promesa, como quien se encuentra un gran tesoro”.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

JOIADA, EL SACERDOTE LEAL A DIOS


Tu oración: Gracias Dios por el cuidado y amor que tienes hacia los niños.

Versículo para hoy: «Hizo una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, de que ellos serían pueblo  del Señor». 2 Reyes 11: 17.

«BEBÉ, no llores por favor, la reina Atalía te encontrara», fueron las palabras que el sacerdote Joiada le dijo al bebe Joas. El templo era un lugar seguro para esconder al futuro rey.

Cuando Joas cumplió siete años, Joiada mando llamar a los capitanes de la guardia y les dijo que tenía al pequeño príncipe escondido, les pidió que cuidaran muy bien al príncipe porque sería coronado rey. La gran fiesta de coronación había sido preparada con cuidado para que la malvada reina no se diera cuenta.

Joiada coronó a Joas y le entrego la ley de Dios. Lo ungieron con aceite como a todos los reyes del pueblo de Dios y toda la gente aplaudió y grito: «¡Viva el rey!»

La reina Atalía al escuchar los gritos de júbilo del pueblo se enojó tanto que les pidió a los soldados que atraparan al príncipe, pero no le obedecieron. Porque ella ya no era la reina.

         LECTURAS DEVOCIONALES PARA PEQUEÑOS
AMIGOS DE JESÚS

Por: Cesia Alvarado Zemleduch

sábado, 31 de agosto de 2013

UNA OBRA BIEN TERMINADA


Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 
Juan 17:4.

Cuando Cristo expiró en la cruz y clamó en gran voz “Consumado es”, su obra había terminado. El camino había sido abierto; el velo había sido rasgado. La humanidad podía acercarse a Dios sin una ofrenda de sacrificio; sin el servicio de sacerdotes terrenales. Cristo mismo era un sacerdote según el orden de Melquisedec. El cielo era su hogar. Vino a este mundo a revelar al Padre. Respecto de su humillación y conflicto, su obra en lo concerniente a ello ya estaba hecha. Ascendió al cielo y se sentó para siempre a la diestra de Dios.

La vida de Cristo en esta tierra había sido de fatiga; una vida ocupada e intensa. Resucitó de los muertos y durante cuarenta días permaneció con sus discípulos, instruyéndolos en preparación para su partida de entre ellos. Estaba listo para irse. Había demostrado el hecho de que era un Salvador vivo; sus discípulos no necesitaban asociarlo más con la tumba de José. Podían pensar en él en términos de su glorificación entre los ejércitos celestiales...

Todo el cielo esperaba con ansiosa vehemencia el fin de la demora del Hijo de Dios en un mundo quemado y marcado con la maldición. La exaltación de Cristo habría de ser en proporción a su humillación y sufrimiento. Llegó a ser el Salvador, el Redentor, únicamente porque primero llegó a ser el Sacrificio...

Cristo vino a la tierra como un Dios disfrazado de humanidad. Ascendió al cielo como el Rey de los santos. Su ascensión fue digna de su carácter exaltado. Ascendió desde el Monte de los Olivos en una nube de ángeles, quienes lo escoltaron triunfalmente a la ciudad de Dios. Él no fue por su propio interés, sino como el Creador del pacto y el Redentor de sus hijos e hijas creyentes, que han llegado a creer por la fe en su nombre. Vino como uno poderoso en batalla, un conquistador, que llevó cautiva a la cautividad, entre aclamaciones de alabanza y cánticos celestiales...

¡Qué contraste entre la recepción de Cristo cuando regresó al cielo y su recepción en esta tierra! En el cielo solo había lealtad, no había penas ni sufrimiento con los cuales toparse constantemente...

Había llegado el momento para que el universo del cielo aceptara a su Rey – Signs of the Times, 16 de agosto de 1899.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

¿CUÁLES SON TUS MOTIVOS PARA VIVIR?


Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece. Filipenses 3:13-14

Una vida sin motivos es algo sin sentido. Quien no descubra cuál es la misión de su vida, caminará perdido por los laberintos de la existencia humana.

Puede incluso sentir hastío de sí y no soportará los triunfos y éxitos de los demás.

Los propósitos son los que marcan la ruta, son los motores que se encienden cada mañana al despertar y nos impulsan a trabajar con ahínco; la fuerza de la existencia y el deseo de vivir se encuentran en ellos.

Cuando Dios colocó a Adán en el Edén, tenía propósitos bien definidos para él:

“Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara” (Genesis 2:15). Dios creó un entorno especial para Adán y le encomendó una tarea; esto pasó a constituir una parte de la razón de su existencia. Lo mismo ha hecho Dios con nosotras. Nos creó, y nos encomendó una misión. Nuestra tarea consiste en descubrir la razón de nuestra existencia. Cuando lo conseguimos, somos como el buen árbol que da frutos deliciosos y que cobija en sus ramas a las avecillas del campo y a su sombra al caminante cansado.

Los propósitos más buscados deberían ser aquellos que en todo tiempo y circunstancia glorifiquen a Dios. La búsqueda de conocimiento, de prosperidad material y de éxito profesional, son motivos santificados cuando los ponemos en las manos de Dios. Sin embargo, el egoísmo puede hacer que perdamos de vista el hecho de que todo lo que Dios nos provee como un bien, debe ser usado también en beneficio de otras personas. Si lo ignoramos, caeremos en la frialdad, y finalmente una sensación de vacío existencial podría hacer presa de nosotras.

Amiga, hoy es un buen día para que revises los propósitos de tu vida. Si descubres que no están en orden, vuelve a definirlos. Compra el colirio del Cielo para que puedas ver con claridad lo que tienes frente a ti. Toma fuerzas en la oración y en la lectura de la Palabra de Dios, y con paso firme y decidido avanza.

Di, como el apóstol: “Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
  
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

BIENAVENTURADOS LOS QUE PERSEVERAN

El mejor de ellos es más enmarañado que una zarza; el más recto, más torcido que un espino. Pero ya viene el día de su confusión; ¡ya se acerca el día de tu castigo anunciado por tus centinelas! (Miqueas 7:4).

Hay una historia muy reveladora de lo que Dios quiere hacer con nosotros. La cuenta Leo R. Van Dolson en Un llamado al reavivamiento. Un bebé llamado Freddie fue entregado a una agencia de adopción, pero como había nacido sin brazos se lo colocó en la lista de los difíciles de adoptar. Francés y Edwin Pearson llegaron a la agencia en busca de un niño. La señora Pearson le echó una mirada llena de orgullo a su marido, de porte atlético, y dijo que sería buen padre para un varoncito.

Los Pearson admitieron que no tenían mucho dinero, pero la esposa insistió, diciendo:

-Tenemos mucho amor… ¡Lo hemos ahorrado!

La trabajadora social entrevistó concienzudamente a la pareja y, finalmente, les dijo que había disponible un niño de trece meses. Los Pearson estaban entusiasmados. Entonces sacó la fotografía de Freddie, y les dijo:

-Es un chiquillo maravilloso, pero nació sin brazos.

Los Pearson estudiaron detenidamente la fotografía.

-Podría jugar fútbol -sugirió la señora Pearson.

-Los brazos no son tan importantes. Se las podrá ingeniar sin ellos. Si le faltara la cabeza sería otro asunto. Le podemos enseñar un montón de cosas -añadió el señor Pearson.


-¿Les parece que podrían acogerlo, entonces? -preguntó la representante de la agencia.

-¿Podríamos? ¡Podríamos! -respondieron los Pearson-, ¡Lo necesitamos!

Así fue como la feliz pareja acogió a Freddie en su hogar y sus corazones.

Dios nos necesita. Seis mil años de degradación nos han desfigurado, estropeado y deformado. ¡Pero Dios nos necesita todavía! Quiere recibirnos para sanarnos completamente.

Dios discute con nosotros como en los días de Miqueas: “Pueblo mío, ¿qué te he hecho?

¡Dime en qué te he ofendido!” (Miq. 6:3). La tragedia es que millones preferirán quedar deformes y torcidos como el espino y la zarza, negándose a ir a Cristo para que los adopte y los sane verdaderamente en el seno de su familia. Dios quiere ayudarnos y salvarnos más de lo que nosotros jamás podremos comprender. ¿Ya escuchaste y aceptaste su llamado? Si no, apresúrate, porque el tiempo apremia. No necesitas buena suerte, como Freddie, sino fe en Jesucristo.

 Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes

Por Félix Cortez

HÁBITAT DE OSOS


Lugar: California, EE.UU.

Palabra de Dios: Mateo 18:19, RVR

¡Crunch! ¡Pap! Josué y Jenny se sentaron de un salto en sus bolsas de dormir. Era plena noche, y estaban acampando en el Parque Nacional Sequoia. De pronto oyeron el ruido de vidrios rotos.

-¿Qué fue ese ruido? -susurró Jenny.

El papá se levantó a investigar. Abrió la puerta de la carpa, y alumbró con su linterna.

-¡Oh, no! -dijo-, ¡Osos! ¡Tres osos! Una mamá osa y dos crías.

Todos se quedaron muy quietos, con miedo de moverse. Entonces, la mamá dijo:

-Hagamos un poco de ruido. ¡Quizás eso los aleje!

Ella comenzó a gritar, y Josué y Jenny se le unieron, hasta que se quedaron sin voz. Pero, los osos seguían allí. De hecho, uno de los oseznos se había subido al asiento trasero del auto y había comenzado a comerse los duraznos que había allí.

¿Qué podían hacer? ¿Qué pasaría si los osos decidían explorar la carpa? Entonces, Jenny sugirió que oraran. “Querido Dios, por favor, aleja a los osos”, rogó al Señor.

-¡Increíble! -exclamó el papá un momento más tarde-. La mamá osa salió corriendo hacia el bosque. Jenny, vuelve a orar.

Jenny rápidamente oró nuevamente. “Querido Dios, gracias por alejar a la mamá osa. Ahora, por favor, aleja a los cachorros, también”.

Y, créanlo o no, los oseznos dejaron de lado los duraznos que habían estado devorando y corrieron detrás de su madre tan rápido como podían.

Jesús nos dice: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

JOSAFAT, UN REY JUSTO


Tu oración: Padre, me siento muy feliz de pertenecer a tu pueblo

Versículo para hoy: «Confíen en el Señor, su Dios, y se sentirán seguros; confíen en sus profetas, y todo saldrá bien». 
2 Crónicas 20: 20.

JOSAFAT era un rey muy joven cuando comenzó a reinar, el sabía que amar a Dios significaba ayudar a su pueblo para que dejara de adorar a los ídolos. Poco a poco Josafat quito los templos dedicados a los dioses paganos, le pidió a los sacerdotes de Dios que enseñaran a la gente de su reino acerca del amor de Dios.

Durante muchos años no hubo guerras con otras ciudades.

Los reyes de otras naciones respetaban al rey Josafat y le enviaban regalos. Era una ayuda para su reino, de esta forma construían fortalezas y ciudades.

Todo el pueblo de Judá cantaba alabanzas a Dios por el amor que él les mostraba.

         LECTURAS DEVOCIONALES PARA PEQUEÑOS
AMIGOS DE JESÚS
Por: Cesia Alvarado Zemleduch