viernes, 29 de noviembre de 2013

A - G - U - A

Portada Menores
Lugar: Alabama, EE.UU.

Palabra de Dios: Isaías 35:5,6

Hellen estaba acostada en el piso, pateando y gritando. Sus padres no sabían qué hacer. Sus berrinches se habían vuelto cada vez más frecuentes, y a veces, en medio de ellos, también tiraba platos y otros objetos. La niña, de seis años, estaba aterrorizando a toda la familia.

El problema era que no podían comunicarse con ella.

Cuando Hellen era un bebé, se había enfermado muy gravemente y había tenido fiebre alta durante muchos días. La enfermedad la dejó ciega y sorda. Y, como no podía oír, no había podido aprender a hablar.

-Tenemos que hacer algo -dijo su papá-. Está fuera de control.

Así que, su familia decidió contratar a una maestra particular, para que trabajara con la niña.

Cuando Anne Sullivan llegó, se dio cuenta de que tenía un gran desafío por delante. La señorita Sullivan inmediatamente comenzó a trazar las letras de palabras tales como “muñeca” o “torta”, en la mano de Hellen. Aunque la niña repetía las letras con su mano, no sabía lo que significaban.

Entonces, en abril de 1887, la señorita Sullivan llevó a Hellen hasta la bomba de agua, y comenzó a bombear agua sobre una de las manos de la niña. Luego, trazó las letras “a-g-u-a” en su otra mano.

La niña se quedó quieta un momento. Luego, la expresión de su cara mostró que había comenzado a entender. La señorita Sullivan continuó trazando “a-g-u-a” cada vez más rápido. Fue un momento emocionante para ambas.

Pronto, Hellen y la señorita Sullivan comenzaron a recorrer la casa, mientras la niña aprendía palabra tras palabra. El cambio que se llevó a cabo en la conducta de la niña fue asombroso. Hellen Keller, sorda y ciega, creció y se convirtió en un ejemplo para millones de personas.

¡Qué historia inspiradora! Pero algún día la comunicación será mucho más fácil, porque “se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo…” ¡Qué gozoso día será aquel!

Lecturas Devocionales para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

No hay comentarios.:

Publicar un comentario