miércoles, 11 de septiembre de 2013

INTÉRPRETE DE SUEÑOS


Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Génesis 41:15.

Cuando José interpretó los sueños del panadero y el copero, rogó al copero que se acordara de él cuando lo reinstalaran en su cargo; pero a este se le olvidó, y José pasó dos años más en la prisión.

Pero una persona más exaltada que el jefe de los coperos tuvo un sueño, y cuando no se pudo hallar a nadie que lo interpretara, José vino a la memoria del copero. “Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón” (Génesis 41:14-16).

Gracias a la sabiduría que le había sido otorgada por Dios, José pudo ver el verdadero significado del sueño. Vio los designios maravillosos de Dios, y expuso todo el asunto claramente ante Faraón. Le reveló la larga hambruna que vendría sobre la tierra y los planes que debían trazarse para salvar a la nación de la destrucción... Sus palabras fueron recibidas como oro, y se le dio la respuesta: “Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú” (vers. 39, 40).

José representaba a Cristo; se sostuvo muchos años como el honorable administrador de Egipto. En su vida y su carácter se manifestó lo que es agradable, puro y noble. Al sobrellevar sus penas en circunstancias difíciles y al soportar la tentación, José fue uno en carácter con Cristo...

El ejemplo de José, brillante con la luminosidad del cielo, no brilló en vano entre este pueblo por los cuales Cristo se había comprometido para llegar a ser una ofrenda: un pueblo sobre quien Dios fungía como guardián, y sobre el cual había conferido bendiciones no solo temporales sino también espirituales, con la intención de atraerlos hacia él mismo – Youth’s Instructor, 11 de marzo de 1897.

Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

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