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miércoles, 4 de septiembre de 2013

CRISTIANAS Y BELLAS


Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios. 1 Pedro 3:4

Dios nos hace un llamado a la prudencia, a la castidad y a la pureza. Estas virtudes harán de nosotras mujeres bellas, no solamente por dentro, sino también externamente. Cuando Dios, por medio del apóstol Pedro, dijo: “Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos” (1 Pedro 3:3), no lo dijo porque le desagradara el arreglo personal externo de las mujeres, sino que concedía mayor importancia al atavío interno, que se manifiesta en nuestras palabras y acciones.

Cuando el atuendo interno, consistente en virtudes como la bondad, la generosidad, la pureza o la castidad, forme parte de nuestro estilo de vida, se verá manifestado incluso en nuestra apariencia personal. Las mujeres virtuosas hemos de ser pulcras, vestirnos con buen gusto y con sobriedad, pues así nos reconocerán como representantes de Dios en este planeta.

Es cuestión de prioridades. Quienes nos concentremos en el atavío externo, en vez del interno, correremos el peligro de convertirnos en mujeres “huecas”; es decir, vacías y sin propósitos. Afanadas por las cosas materiales, podemos perder de vista las celestiales, que son las que darán vigor a nuestra vida física, emocional y espiritual. Por otro lado, quienes cuidemos el atavío de la mente y el corazón, veremos asimismo coronada nuestra vida con la belleza externa.

Dios desea que seamos hermosas por dentro y también por fuera. Corremos un grave peligro cuando estimamos la belleza de una mujer únicamente al tomar en cuenta factores externos. Por ende, alguien que esté adornado en su interior con las virtudes eternas, tendrá igualmente una apariencia agradable que no pasará desapercibida.

Amiga, no juzguemos la belleza sobre la base de la forma o apariencia, sino del fondo o contenido de nuestras vidas, de manera que cuando la belleza física externa disminuya, sigamos siendo mujeres bellas en nuestro interior. No rindamos culto al cuerpo, sino más bien rindamos culto y adoración a Dios por la forma maravillosa en que nos ha creado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

miércoles, 31 de julio de 2013

LA VIDA CONLLEVA RIESGOS


Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido. Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. 
Salmo 31:23-24

Cuando nacemos, ya venimos equipadas por el Creador para hacer frente a las demandas de la vida. Los talentos, las habilidades y las capacidades físicas, mentales y espirituales son las herramientas con las cuales tendremos que enfrentar los riesgos que conlleva vivir en este planeta.

Hay quienes, conscientes de esto, afilan, pulen y emplean sus capacidades, en contraste con aquellos que prefieren dejarse llevar por la inercia de la vida, sin realizar un mínimo esfuerzo. Quien esté dispuesto a enfrentar la vida con todos sus riesgos será un buen protagonista de los acontecimientos que le sobrevengan, y no un simple espectador. Reconocerá que el camino para trascender y lograr los objetivos trazados requiere un gran esfuerzo, tenacidad y diligencia.

Los que crean su propia burbuja de seguridad y se sienten cómodos en ella, se ven privados de la oportunidad de construir una vida exitosa y útil. El reconocido abogado austríaco Peter Drucker dijo: “Donde hay una empresa de éxito, hay alguien que tomó una decisión valiente”.

La mexicana Adriana Macías es un ejemplo de perseverancia y dedicación.

Llegó a la vida sin dos de las herramientas más importantes que tenemos: los brazos. Sin embargo, esto, lejos de ser un impedimento para ella, fue un acicate que le permitió desarrollarse como persona y como mujer. Hoy, apenas superando los treinta años, es una mujer bella físicamente, abogada de profesión y autora de varios libros, entre los cuales destaca Abrazar el éxito, sin meter las manos. Adriana estuvo dispuesta a caminar por la senda del sacrificio y del dolor, logrando que sus piernas y sus pies se transformaran también en sus brazos y sus manos.

Vivir la vida y aceptar los riesgos que conlleva es un acto de valentía y de fe.

Valor para evitar los impedimentos y una fe inquebrantable para confiar en que Dios está al mando de la vida de cada ser humano.

Amiga, mírate bien, reconócete como una hija de Dios y pon tus manos a la obra. El Señor despliega constantemente ante ti un mundo de posibilidades.


Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

lunes, 29 de julio de 2013

DESPÓJATE DEL LUTO


Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría  en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha. Salmo 16:11

En la mayor parte de las culturas, el color negro representa el luto. En años atrás todas las personas que perdían un ser querido debían vestir ropa de luto durante un determinado período de tiempo. En otros lugares del mundo, las viudas debían vivir en un duelo indefinido y vestir de negro por el resto de su vida. La ropa de luto pone de manifiesto que la persona que la viste enfrenta un duelo, una pérdida que causa dolor, sufrimiento y un abatimiento intenso.

Los expertos en salud mental mencionan un período de seis meses para que se inicie la restauración emocional de alguien que ha atravesado por una situación de duelo. Por otro lado, consideran que se requieren varios años antes de que se logre una restauración total. Aún así, hay personas que deciden vivir un luto perpetuo.

Se acostumbran a sufrir y a llorar, se alimentan de la lástima de los demás y no desean disfrutar de los placeres que conlleva vivir.

Las pérdidas de seres queridos son una especie de continuos “baches” en la vida de los hijos de Dios. La dicha eterna no existe en esta tierra, únicamente la podremos disfrutar en el reino venidero: “Él les enjugará toda lágrima de los ojos.

Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4).

Mientras esa promesa se hace realidad, aprendamos a vivir nuestros duelos buscando el consuelo de Dios, y educando nuestra voluntad para salir de ellos.

El luto perpetuo ensombrece el corazón, disminuye las fuerzas físicas y nos aleja del consuelo de Dios.

Confía en el poder sanador de Dios, querida amiga. Permite que cada amanecer anuncie un nuevo día y un sinfín de nuevas esperanzas que puedes hacer tuyas. Despójate del luto. Recuerda que poner fin a un duelo no significa olvidar; muchas veces consiste en perdonar, buscar y encontrar un nuevo sentido a la vida.

Asimismo, consiste en llenar los espacios vacíos del corazón con nuevos amores, acompañar a los que sufren, consolar a los abatidos y creer a pies juntillas que Dios conduce tu vida.

Repite con el salmista: “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta” (Salmo 23:4).


Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

domingo, 28 de julio de 2013

ENFRENTADO LAS CRITICAS


Los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: “¡Está poseído por Beelzebú! Expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios”. Marcos 3:22

Uno de los asuntos más difíciles de enfrentar exitosamente es la crítica. Sin importar el tipo de personas que seamos, a todas nos hieren las críticas de una u otra manera. Cuando recibimos críticas nos vemos expuestos ante los demás, y eso nos hace sentir vulnerables.

Debemos aceptar que la crítica forma parte de la vida. Desde el nacimiento hasta la muerte, seremos actrices en el teatro de la vida; todo frente a un montón de espectadores que evaluarán cada aspecto de nuestra actuación. Es conveniente tener en mente que el ojo escrutador de los espectadores no siempre estará a favor nuestro.

Aprender a lidiar con la crítica sin que nos afecte emocionalmente es la única forma de vivir con ella. Cuando nos critiquen, nos ayudará pensar que no se trata de un ataque personal que se nos hace, sino que más bien lo que existe es un desacuerdo con lo que decimos y hacemos. Tomemos en cuenta esto, especialmente si viene de parte de nuestros jefes o superiores en el entorno laboral.

En segundo lugar, nos hará bien considerar que si no somos del agrado de alguien (lo cual es inevitable), todo lo que digamos y hagamos será mal visto por esa persona, pero eso no significa que nuestro desempeño haya sido deficiente.

Dicha actitud tiene la ventaja de que nos permitirá seguir adelante sin que nuestra autoestima se vea afectada.

Por último, prestemos atención a la crítica y saquémosle partido. Algo de lo que digan de nosotras podría representar un avance, así como una mejora personal, y ayudarnos a hacer las cosas mejor en el futuro.

Amiga, si eres objeto de crítica, ya sea bien o mal intencionada, mantén la calma. Escucha con atención y no te defiendas. Deja que lleguen a tu mente las ideas que te puedan aportar un beneficio y elimina aquellas que de nada te servirán.

Reconoce tus errores, dibuja una sonrisa en tus labios y da las gracias.

Dondequiera que vayas lleva contigo el pensamiento que dice: “Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto” (Proverbios 10:9).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

sábado, 27 de julio de 2013

¿RESPONSABLES POR LOS DEMÁS?


Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él. 
1 Corintios 12:26

En un mundo que fomenta el egoísmo, preocuparnos por los demás parece estar fuera de moda. Mucha gente argumenta que tiene una vida tan atareada, que no les queda tiempo para pensar en sus semejantes, y mucho menos para interesarse en sus problemas.

En las Sagradas Escrituras encontramos una declaración bastante clara al respecto: “Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24). El apóstol nos dice que no tan solo debemos preocuparnos por los demás, sino que también debemos apoyarlos y contribuir a su crecimiento personal.

Preocuparnos por los demás conlleva ser cuidadosas en nuestro comportamiento para no convertirnos en piedras de tropiezo en la senda ajena. También significa mostrar sensibilidad frente a las necesidades de los demás, unida a una gran dosis de generosidad cristiana. Al aportar una parte de nuestra vida para promover la felicidad de quienes nos rodean se nos facilitará despojarnos del yo y de un sinnúmero de rasgos y prácticas egoístas. Los que viven para sí se encierran en una burbuja de egocentrismo que, en la mayor parte de las veces, les impide disfrutar de la alegría asociada a tener una parte en el crecimiento y el desarrollo personal de sus semejantes.

Nosotras, las mujeres cristianas, hemos sido llamadas a ejercer un ministerio de bondad y de cuidado respecto a nuestras hermanas. Cada una, sin excepción, tiene algo que compartir. Por ejemplo, las madres de más experiencia pueden orientar a las futuras madres en los complicados caminos de la maternidad. Las esposas podemos guiar y aconsejar a las más jóvenes para que formen hogares que honren el nombre de Dios. Las hijas son llamadas a ejercer cuidado y atención amorosa por sus padres, especialmente si estos han llegado a la vejez.

Las jovencitas necesitan ver modelos a seguir en las jóvenes cristianas. Su testimonio ha de servir de inspiración a las que se adentran en el fascinante mundo de lo femenino.

Amiga, seguramente hoy te relacionarás con otras mujeres. Tu presencia y tu influencia quedarán grabadas en ellas como un grato perfume, o como desagradable olor. La decisión es tuya. ¡Marca la diferencia!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”

Por Erna Alvarado

viernes, 26 de julio de 2013

EN LAS MANOS DE DIOS


Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. 
Salmo 40:1

Seguramente más de una vez hemos sido invitadas a poner todos nuestros problemas en las manos Dios. Es posible que muchas hayamos tenido la intención de hacerlo, pero terminamos atadas a nuestras cuitas, sin conseguir despojarnos de ellas de manera eficaz.

Cuando alguien desea poner su vida y sus problemas al cuidado de Dios, debe, como primera condición, tomar la decisión de colocar su voluntad a un lado y dejar que Dios actúe como soberano en su vida y en sus problemas.

La segunda condición consiste en aprender a vivir en el tiempo de Dios. Un tiempo que se mide en forma diferente al nuestro. Muchas veces nos apresuramos y nos adelantamos al Señor, y eso impide que se haga efectiva la solución que él tiene preparada para nosotras.

Deponer nuestras cargas significa no darle sugerencias a Dios respecto de la manera en que deseamos que él se manifieste en nuestra vida y en nuestros problemas.

Implica dejar nuestras soluciones a un lado con el fin de permitir que Dios actúe a favor nuestro. Las exigencias que tenemos, muchas veces lo que hacen es poner un freno al gran poder de Dios. Debemos aceptar que “Dios es demasiado sabio para equivocarse y demasiado bueno para negar un bien a los que andan en integridad” (El camino a Cristo, cap. 11, p. 143). ¡Confiemos en él!

Por último, nos resta ejercer una fe inquebrantable, aunque las condiciones del entorno estén en contra de nuestras expectativas. “Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibirla como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8).

Caminar por fe, sin ver, sin conocer los resultados finales, pero con la convicción de que serán los mejores; eso es verdaderamente dejar nuestros problemas en las manos de Dios.

Amiga, esta mañana Dios te invita a descansar de tus cargas. Dobla tus rodillas ante su majestad y, con el rostro inclinado, coloca a sus pies todas tus cargas.

“Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos, tú lo verás con tus propios ojos” (Salmo 36:34).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

jueves, 25 de julio de 2013

EL ESPOSO PERFECTO


Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva [...]. Sé además que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre; que no hay nada que añadirle ni quitarle; y que Dios lo hizo así para que se le tema. Eclesiastés 3:12, 14

Creo que muchas de las lectoras de este libro devocional que están en edad casadera desean que alguna de las meditaciones diarias les provea orientación en la búsqueda de un compañero para sus vidas.

Cuando somos niñas, imaginamos con anhelo a nuestro príncipe azul, que vendrá a buscarnos sobre un corcel blanco para llevarnos a un hermoso palacio donde seremos felices para siempre. Este es un buen sueño; pero se trata sencillamente de eso, un sueño. Despertamos de él cuando la vida nos muestra que la sangre azul no existe, y que los palacios son cosa del pasado o parte de otra realidad.

Sin embargo, existe una realidad que es aún mejor que la de aquel sueño infantil: los hombres buenos existen y Dios, de acuerdo a su voluntad, hará provisión de un buen esposo para la señorita que se lo pida en oración. Las jovencitas han de casarse con hombres que hagan de la felicidad un hábito, una forma de ser, un estilo de vida. Quien es feliz hace felices a los demás, así de sencillo, así de fácil.

Seguramente ahora te preguntarás cómo es posible saber si el hombre que ha escogido tu corazón es alguien realmente feliz. Las señales de felicidad son claras y fáciles de descubrir. Una persona feliz:

• Teme a Dios y se deleita en obedecerlo.
• Ama la naturaleza y la disfruta.
• Es bondadoso con los animales.
• Es generoso con los necesitados.
• Colabora en proyectos ajenos sin sentir envidia.
• Respeta a sus padres y a las personas mayores.
• Cree en la igualdad de género pero respeta las diferencias individuales.
• Asume sus responsabilidades con seriedad.
• Es honesto en todo lo que hace y dice.

Amiga, la mujer que logra encontrar un hombre con estas cualidades, puedo decirte con poco temor a equivocarme, que ha encontrado a un hombre feliz y seguramente logrará que su compañera de la vida lo sea también.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

miércoles, 24 de julio de 2013

PESTILENCIA, TUMORES Y GRANIZO


He aquí la mano de Jehová estará sobre tus ganados que están en el campo...con plaga gravísima. Éxodo 9:3.

Faraón ahora fue advertido de un castigo aun más terrible: una peste que caería sobre todo el ganado egipcio que estaba en los campos. Se había dicho claramente que los hebreos serían exonerados; y Faraón, al enviar mensajeros a las casas de los israelitas, comprobó que estos habían escapado totalmente al castigo. Pero el rey se mantuvo obstinado, hostigado en su persistencia por los sacerdotes y los magos.

Pero también estos habrían de experimentar los juicios de Dios. Se ordenó a Moisés y a Aarón que tomasen cenizas del horno y las esparcieran hacia el cielo delante de Faraón. Cuando se hizo esto, las diminutas partículas se diseminaron por toda la tierra de Egipto, y doquiera caían producían “sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias”. Los magos, con todos sus encantamientos, no pudieron protegerse contra la penosa plaga.

Ahora no podían presentarse ante Moisés y Aarón, debido a la enfermedad. De esta manera los egipcios pudieron ver cuán inútil para ellos era confiar en el poder del que habían alardeado los magos, ya que ni siquiera podían protegerse a sí mismos.

Pero no hubo ninguna concesión de parte del monarca... Entonces se amenazó a Faraón con una plaga de granizo que destruiría el ganado y a todo hombre y mujer que se encontrara en el campo. Esta era una oportunidad para probar el orgullo de los egipcios, y para mostrar cuántos habían sido verdaderamente impactados por el maravilloso trato de Dios para con su pueblo. Todos cuantos atendieron la palabra del Señor reunieron su ganado en los establos y las casas, mientras los que menospreciaron la advertencia lo dejaron en el campo. Al proveer así una vía de escape para todos los que decidían tener en cuenta la advertencia, Dios mostró su misericordia, en medio del castigo.

La tormenta llegó por la mañana según lo predicho: truenos, granizo y fuego mezclados. Y destruyó toda hierba, desgajó árboles e hirió a hombres y bestias. Hasta aquí ningún egipcio había perdido la vida, pero ahora la muerte y la desolación marcaron la senda del ángel destructor. Solo se salvó la región de Gosén. El Señor demostró a los egipcios que toda la tierra está bajo el dominio del Dios de los hebreos, que incluso los elementos obedecen su voz – Signs of the Times, 18 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 271-275.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

DESHAZTE DEL RESENTIMIENTO Y DEL RENCOR LO MÁS PRONTO POSIBLE


Restáuranos, Señor, Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos. Salmo 80:19

El resentimiento implica recordar una y otra vez algún suceso o sentimiento que nos causó desazón, incomodidad o daño. Esto es algo que con el paso del tiempo se podría transformar en rencor. Ese sentimiento repetitivo puede estar dirigido a una persona o a un acontecimiento que nos causó daño o perjuicio. Puede llegar a ser tan dominante, que desgaste nuestra energía. El resentimiento hace que la vida se llene de amargura, algo que podría ser motivo de enfermedades físicas y emocionales, y hasta de la misma muerte.

Quien vive embargado por resentimientos abriga un dolor emocional tan intenso que en ocasiones da lugar a un maléfico deseo de venganza. Por supuesto, con eso nada se gana: únicamente se acrecentarán más los sentimientos negativos, haciendo que el dolor sea más intenso. El individuo se siente atrapado en la hostilidad, que será dirigida a cualquier persona o situación que le haga evocar el sentimiento primario de su dolor.

El único remedio para el resentimiento es el perdón. Esta es la propuesta de Dios para que sintamos paz y nos deshagamos de un dolor o daño que alguien nos haya infligido. Ya que el perdón es un atributo de la personalidad de Dios, nosotros únicamente podremos beneficiarnos de él mediante el auxilio divino. Dios nos ayudará a gozarnos en el perdón cuando nos demos cuenta de que el daño mayor nos lo hacemos a nosotras mismas. Asimismo debemos entender que al perdonar a otros, tendremos acceso al perdón de Dios.

El segundo paso en este proceso sanador consiste en permitir que Dios se haga cargo de nuestras afrentas. Por último, hay que aceptar que la persona que nos ha ofendido ha sido arrastrada por una corriente de mal, y que necesita urgentemente la misericordia y la gracia salvadora de Dios.

Una vez que implementemos el perdón en nuestras vidas podremos levantar el rostro para mirar de frente al mundo sin la vergüenza de haber sido una piedra de tropiezo en la vida de un semejante. Esto te llenará de una sana alegría y podrás disfrutar de la vida sin cargas que enferman el alma. Podrás exclamar llena de confianza, como el salmista: “Por amor a tu nombre, Señor, perdona mi gran iniquidad” (Salmo 25:11).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

UNA NUEVA GENERACION - 1


Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo [...]. Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, así que Pablo decidió llevárselo. Hechos 16:1-3

Uno de los deberes sagrados de los siervos de Dios es buscar nuevos obreros y nuevos líderes para la obra de Dios. Es lo que hizo Pablo cuando eligió a Timoteo para que fuese su “compañero de milicia”.

Tim Crosby, en Vestiduras de gracia, narra el relato de Clemente de Alejandría sobre un notable Incidente. Esta emocionante historia también aparece en la Historia Eclesiástica de Eusebio.

Después de la muerte del emperador Domiciano, el que enviara a Juan a la isla de Patmos, se permitió al apóstol que regresara a Éfeso. Desde aquel lugar viajó a varias comarcas con el fin de nombrar obispos y ordenar a nuevos ministros.

En una ciudad cercana observó a un joven físicamente sano y de fuerte personalidad.

Dijo al obispo: “Encomiendo a este joven bajo tu cuidado, en presencia de la iglesia y teniendo a Cristo como testigo”. Cuando el obispo aceptó la encomienda, Juan regresó a Éfeso. El obispo llevó a aquel joven a su casa, lo educó, lo amó y, finalmente, lo bautizó.

Elena de White declara: “Cuando se convertían hombres promisorios y capaces como en el caso de Timoteo, procuraban Pablo y Bernabé presentarles vividamente la necesidad de trabajar en la viña del Señor. Y cuando los apóstoles se iban a otra ciudad, la fe de esos conversos no disminuía, sino que se acrecentaba. Habían sido instruidos fielmente en el camino del Señor y enseñados a trabajar abnegada, fervorosa y perseverantemente por la salvación de sus prójimos. Esta solícita educación de los neófitos era un importante factor del notable éxito que obtuvieron Pablo y Bernabé al predicar el evangelio en tierras paganas” (Los hechos de los apóstoles, p. 151,152).

Cuando Pablo regresó a Listra durante su segundo viaje misionero, se encontró con Timoteo “en cuya mente la impresión hecha entonces se había ahondado con el correr del tiempo hasta convencerlo de que era su deber entregarse plenamente a la obra del ministerio”, según comenta más adelante (p. 165).

Pablo llegó a amar a Timoteo como a su hijo en la fe. Qué tremenda obra realizaron, unidos por el amor de Cristo, por el amor a su causa y el amor fraternal.

¿Alguna vez has tenido la impresión de que deberías dedicarte al servicio de Dios? Escucha con atención, porque ese llamamiento llega de diversas formas. ¿Qué pasó con el joven de Éfeso? Piensa primero en ti. A él lo veremos después.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

EL BILLETE DE UN DOLAR


Lugar: California, EE.UU.

Palabra de Dios: Colosenses 3:12

Carolina no estaba teniendo un buen día. Parecía que todo lo que podía salir mal, estaba saliendo mal. Y, para cuando llegó la hora de preparar la cena, estaba cansada y de muy mal humor. Para rematarla, a mitad de la preparación de la cena se quedó sin sal. Con un suspiro de exasperación, tomó su licencia de conducir y un solo cheque, y se dirigió al supermercado.

Luego de encontrar la sal y algunas otras cosas, Carolina se dirigió a la caja. Cuando la caja registradora marcó el total, Carolina escribió el cheque por la cantidad exacta y se lo dio a la cajera. En ese momento, se dio cuenta de que la sal estaba todavía en el carro de las compras.

-Lo que más necesitaba -murmuró-. Voy a tener que volver por eso -le dijo a la cajera-. No tengo más dinero conmigo.

La cajera le sonrió comprensivamente.

-¿Es uno de esos días? -dijo, mientras sacaba un billete de su bolsillo y pagaba la sal-. Tome, aquí está el cambio. Yo siempre tengo algunos billetes de un dólar conmigo, para momentos como este. Es lo que puedo hacer, para que el mundo sea un lugar mejor.

Agradeciendo a la cajera, Carolina se dirigió a su casa, sintiéndose mucho mejor. Una sonrisa remplazaba ahora su ceño fruncido. Un pequeño acto de bondad había hecho maravillas para levantarle el ánimo.

Como cristianos, tú y yo tenemos la oportunidad de alegrar las vidas de quienes nos rodean. El apóstol Pablo escribió: “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia”.

La historia no termina aquí. Una semana más tarde, Carolina volvió al supermercado y le dio a la cajera veinte billetes de un dólar.

-Por favor, tome este dinero -le dijo-, y haga que el mundo sea un poquito más brillante para veinte personas más.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

martes, 23 de julio de 2013

LOS PIOJOS Y LAS MOSCAS


Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto. Éxodo 8:16.

Las ranas murieron, y los juntaron en montones. Con esto, el rey y todo Egipto tuvieron una evidencia que su vana filosofía no podía contradecir: vieron que esto no era obra de magia sino un castigo enviado por el Dios del cielo.

Cuando el rey quedó aliviado de su problema inmediato, nuevamente se negó testarudamente a librar a Israel. Aarón, siguiendo la orden de Dios, extendió la mano y el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo Egipto. Faraón llamó a sus magos para que hiciesen lo mismo, pero no pudieron... Los magos mismos reconocieron que su poder de imitación había alcanzado su límite, y dijeron: “Dedo de Dios es este” (Éxodo 8:19). Pero el rey aún permaneció inconmovible.

Después de otra apelación a dejar salir al pueblo, se impuso otro castigo: Las moscas llenaron las casas y lo invadieron todo, “y la tierra fue corrompida a causa de ellas” (vers. 24). Estas moscas no eran como las que nos molestan inofensivamente en algunas estaciones del año, sino que eran grandes y venenosas. Sus picaduras eran muy dolorosas para hombres y animales. Como se había anunciado, esta plaga no se extendió a la tierra de Gosén. Faraón entonces pidió que les trajeran a los dos hermanos y les dijo que permitiría que los israelitas hiciesen sacrificios en Egipto; pero ellos se negaron a aceptar tal oferta. Los egipcios consideraban que ciertos animales eran objeto de adoración, y era tal la reverencia con que se consideraba a estas criaturas que matar una de ellas, aun por accidente, era un crimen castigado con la muerte.

Moisés aseguró al rey que era imposible para ellos hacer un sacrificio en honor a Dios en la tierra de Egipto, porque podían elegir para su ofrenda alguno de los animales que los egipcios consideraban sagrados.

Moisés volvió a pedir al monarca que se les permitiese internarse tres días de camino en el desierto. El rey consintió, y rogó a los siervos de Dios que implorasen que la plaga fuese quitada. Ellos prometieron hacerlo; pero le advirtieron que no los tratara engañosamente. Cuando oraron, se detuvo la plaga.

Pero, el corazón del rey se había endurecido por la rebelión pertinaz, y todavía se negó a ceder – Signs of the Times, 11 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 270, 271.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

¿ERES UNA PERSONA POSITIVA?


¿Acaso no oirá el que nos puso las orejas, ni podrá ver el que nos formó los ojos? ¿Y no habrá de castigar el que corrige a las naciones e instruye en el saber a todo el mundo? El Señor conoce los pensamientos del humano, y sabe que son absurdos. Salmo 94:9-11

Cuando charlaba con una amiga respecto a un viaje que ella había realizado a Europa, quedé impresionada al escuchar la cantidad de peripecias y contratiempos que enfrentó. En ningún momento escuché la palabra “disfrutar”, menos “gozar”, “gustar”, “aprender”, “conocer”. Una emocionante aventura, desde mi punto de vista, se había transformado para ella en una pesadilla. Le incomodó el clima, por lo que no pudo disfrutar de una nevada. No pudo conciliar el sueño, pues tenía que cambiar con frecuencia de alojamiento. El idioma fue otro obstáculo que le impidió conocer a otras personas. Y las largas horas de espera en los aeropuertos “agriaron” su estado de ánimo.

Cuando pienso en todo esto, no me cabe la menor duda de que cada quien vive como desea. Permíteme comparar nuestra mente con el disco duro de una computadora.

En él almacenamos lo que nos viene en gana, aunque no siempre guardamos allí todo lo que necesitamos. Algo parecido es lo que hacemos con la mente. Por medio de nuestros sentidos seleccionamos las impresiones que deseamos registrar.

Imágenes, sonidos, olores y toques que finalmente darán forma a alguna vivencia que se almacenará en el subconsciente y que podremos guardar en uno de dos tipos de archivos, uno positivo, otro negativo. Es nuestra decisión.

Amiga, actúa en forma inteligente al interpretar la realidad que te rodea. Dios te ha dado potestad sobre tu mente. Todas las experiencias te pueden proveer bienestar. Aprende a desarrollar la habilidad de disfrutar de las pequeñas y grandes bendiciones que Dios te da todos los días, y que a veces tienden a pasar desapercibidas.

Deja en el olvido los malos momentos y llénate de buenas impresiones. Te ayudarán a generar sensaciones gratas y placenteras dondequiera que te encuentres, como te encuentres y con quien te encuentres.

La promesa divina para ti es: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

IMPOSIBLE DE RESTAURAR


Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo y que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado. Es imposible, porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública Hebreos 6:4-6.

¿Cómo puede una persona crucificar otra vez a Cristo Jesús? La expresión no puede ser literal porque Jesús está a la diestra del Padre en una posición de poder (Hebreos 1:3; 8:1). Por otro lado, no crucificamos de nuevo a Cristo cada vez que pecamos.

Cristo murió “una sola vez” por nuestros pecados (Hebreos 9:27,28). Su sacrificio es, por definición, único e irrepetible (Hebreos 7:27; 9:12; 10:10).

Esta expresión es una metáfora de un fenómeno que ocurre en la relación individual entre el creyente y Jesús. El creyente crucifica a Cristo Jesús cuando mata su relación con él.

En este sentido el creyente crucifica “para sí mismo” al Hijo de Dios.

Este acto implica un rechazo total del principio esencial del evangelio. Jesús definió la vida cristiana como el acto de “tomar la cruz”, es decir, “negarse a sí mismo”, y seguirle (Mateo16:24; Mar. 8:34; Lucas 9:23). Esto quiere decir que la aceptación de Jesús en nuestra vida implica la crucifixión del yo (Gálatas 2:20). Por eso, Pablo habla de crucificar al “mundo [...] para mí” (Gálatas 6:14), “la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos” (5:24), y la “vieja naturaleza” (Romanos 6:6).

En nuestra vida solo puede haber un rey, Cristo o el yo. No hay lugar para dos. Esto es metafóricamente una nueva crucifixión porque el individuo repite, en el plano personal, el rechazo de Cristo que efectuaron en la cruz las fuerzas del mal en el plano cósmico.

La gran mayoría de los cristianos experimenta una lucha muy difícil para decidir quién controlará su vida. Por un lado aman a Dios y desean cumplir su voluntad. Por otro lado, se aman a sí mismos y desean llevar a cabo su propia voluntad. Aquellos que, después de haber conocido a Dios matan su relación con él, es decir, que cierran totalmente su vida a su influencia, nunca se podrán recuperar de su situación. ¿Por qué? Porque Dios es el que produce arrepentimiento (Hechos 5:31) y si le cerramos totalmente la puerta, ¿cómo podremos arrepentimos? Ábrele hoy la puerta a Jesús y su voluntad.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

lunes, 22 de julio de 2013

QUE COMIENCEN LAS PLAGAS


Ve por la mañana a Faraón... y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra. Éxodo 7:15.

A Moisés y a Aarón se les indicó que a la mañana siguiente se dirigieran a la ribera del río, adonde solía ir el rey... En ese lugar los dos hermanos le repitieron su mensaje, y después, alargando la vara, hirieron el agua. La sagrada corriente se convirtió en sangre, los peces murieron y el río se tornó hediondo.

El agua que estaba en las casas y la provisión que se guardaba en las cisternas también se transformaron en sangre. Pero “los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos” y cambiaron el agua de los pozos de manera similar. Pero, el rey endureció su corazón y se negó a ceder. La plaga duró siete días, pero sin efecto alguno.

Entonces se hizo otro esfuerzo para convencer al rey. Nuevamente se alzó la vara sobre las aguas, y del río salieron ranas que se esparcieron por toda la tierra. Invadieron las casas, donde tomaron posesión de las alcobas, y aun de los hornos y las artesas. Los magos aparentaron producir animales similares por medio de sus encantamientos. Pronto la molestia general se tornó tan intolerable que el rey deseaba intensamente eliminarla. Aunque los magos habían podido producir ranas, no pudieron quitarlas. Al verlo, Faraón fue humillado hasta cierto punto, y deseaba que Moisés y Aarón pidieran a Dios que detuviera la plaga. Ellos le recordaron al arrogante rey su jactancia anterior y le preguntaron qué había ocurrido con el supuesto poder de sus magos. Entonces, le pidieron que designara el tiempo en que debieran orar, y a la hora señalada murieron las ranas, aunque el efecto permaneció porque sus cadáveres corrompieron la atmósfera.

La obra de los magos había convencido a Faraón de que estos milagros habían ocurrido gracias a la magia, pero tuvo evidencia abundante de que este no era el caso cuando la plaga de las ranas fue quitada. El Señor pudo haber convertido las ranas en polvo en un momento, pero no lo hizo, no fuese que, una vez eliminadas, el rey y su pueblo dijeran que había sido el resultado de hechicerías como las que hacían los magos... Con esto, el rey y todo Egipto tuvieron una evidencia que su vana filosofía no podía contradecir; vieron que esto no era obra de magia, sino un castigo enviado por el Dios del cielo – Signs of the Times, 11 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 269, 270.
                                                                                 
Tomado de  Meditaciones Matutinas para adultos 2013
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

CUANDO ESTÉS HABLANDO, ¡ESCÚCHATE!


Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. Efesios 4:29-30

Las palabras que pronunciamos, y la forma en que las decimos, dicen mucho más de nosotros que cualquier otra cosa. Estoy segura de que si grabáramos algunas de nuestras conversaciones, al escucharlas más tarde nos sentiríamos abochornadas. La ligereza con que a veces soltamos palabras, frases y expresiones verbales, pregona indudablemente todo lo que abrigamos en nuestro interior. En la Biblia leemos: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).

Una manera de escucharnos a nosotras mismas mientras hablamos es observar el efecto que nuestras palabras tienen en la persona o personas que las escuchan.

El tono de voz, el contenido, los gestos que hacemos al hablar, forman el todo de una conversación y emiten un mensaje. Una buena palabra, dicha en un tono de desdén, podría causar en la persona que escucha un mal en vez de un bien.

Aunque las mujeres tenemos fama de hablar mucho más que los hombres, en realidad la situación es muy pareja. Los estudios más recientes demuestran que las mujeres pronunciamos aproximadamente 16,200 palabras al día, en contraste con los hombres que, según el mismo estudio, emplean unas 15,600 palabras. Posiblemente la diferencia estribe en que las mujeres sentimos más placer al hablar. Pero sea como fuere, no permitamos que el contenido de algunas de nuestras charlas sean calificadas como palabras “ociosas” (Mateo 12:36), o expresiones que salen de “labios impuros” (Isaías 6:5).

Hagamos el esfuerzo de hablar para bendecir y edificar. En la Palabra del Señor encontramos un gran consejo: “Los labios de los sabios esparcen conocimiento” (Proverbios 15:7). Hagamos del maravilloso don del habla una herramienta para alentar al que está caído, motivar al desanimado, proveer compañía al solitario y sanar las heridas del que está lastimado.

Amiga, encontrar las palabras correctas al hablar es uno de los desafíos que tendrás que enfrentar en este día. Recuerda que: “Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo” (Proverbios 25:11).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

LA IMPORTANCIA DE UN BUEN NOMBRE


En aquel día, siete mujeres agarrarán a un solo hombre y le dirán: “De alimentarnos y de vestirnos nosotras nos ocuparemos; tan solo déjanos llevar tu nombre: ¡Líbranos de nuestra afrenta!” Isaías 4:1

Quizá no era la intención del profeta que las siete mujeres a las que se refería fueran simbólicas de siete iglesias, como lo pensaba el apóstol Juan en Apocalipsis. Porque un buen nombre es muy importante. Llevar el nombre, nada más, sin compromisos, lo único que quieren es llevar el nombre. Es difícil imaginar cómo un movimiento creciente puede subsistir durante casi dos décadas sin un nombre. George Knight señala en Lest We Forget [No sea que olvidemos] que, según algunos, elegir un nombre era ser como las otras iglesias. Por otra parte, ¿en qué parte dice la Biblia que las iglesias deben tener un nombre?

Es cierto que la Biblia no dice que Dios pusiera nombre a su iglesia, pero el gobierno sí exige que la iglesia tenga un nombre si quiere poseer propiedades. La necesidad de darle un nombre a la Iglesia Adventista surgió de la necesidad de inscribir la casa editora de Battle Creek, Michigan, en los registros gubernamentales. A principios del año 1860 Jaime White llegó a la conclusión de que ya no se haría cargo de los aspectos financieros de la institución.

Aun consciente de que sin un nombre no podrían registrar las propiedades, R. F. Cottrell escribió:
“Sería erróneo “ponernos un nombre”, pues eso está en el mismo fundamento de Babilonia”. White replicó a la sugerencia de Cottrell (que el Señor cuidaría las propiedades de la iglesia) diciendo: “Es peligroso dejar a Dios lo que él nos ha dejado a nosotros”.

En 1860, un congreso de observadores del sábado votó la elección de un nombre para la denominación. Muchos se inclinaban por el nombre “Iglesia de Dios”. Pero ya había muchos grupos que tenían ese nombre. Finalmente, David Hewitt sugirió el nombre adventistas del séptimo día. Su propuesta fue aceptada, pues muchos delegados reconocieron que “expresaba nuestra fe y nuestra posición [doctrinal]“. Elena de White, que había permanecido en silencio durante todo el debate, dijo: “El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá a la mente inquisidora” (La iglesia remanente, p. 106).

Tal es el valor de un buen nombre que debemos cuidar y ennoblecer. Recuerda que nuestro testimonio pone en alto el nombre de la iglesia de Dios donde quiera que estemos.

Lecturas Devocionales para Jóvenes 2013
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

PERDIDA O GANANCIA


Lugar: China

Palabra de Dios: Eclesiastés 7:14

De acuerdo con una fábula china, un anciano vivía cerca de los límites de su país. Un día, su caballo desapareció, y él salió en su búsqueda, hasta que alguien le contó que había visto al caballo del otro lado de la frontera. Los amigos y los vecinos del hombre llegaron para consolarlo.

-Está bien -dijo el anciano-, ¿Quién sabe? Quizá sea para bien.

Varios días más tarde, el hombre oyó ruido de caballos. Cuando salió, encontró que había vuelto el caballo que había escapado, trayendo consigo otro caballo. Los amigos y los vecinos del hombre acudieron a ver al caballo nuevo.

-Qué buena suerte -felicitaron al anciano.

El anciano dijo, sabiamente:

-Conseguí un nuevo caballo, pero no puedo decir que esto sea bueno o malo.

Un día, el hijo del anciano salió a cabalgar en el caballo nuevo. Se cayó, y se quebró la pierna. Una vez más, los amigos y los vecinos del anciano aparecieron, diciendo cuánto lamentaban esto tan terrible que había sucedido.

-Quizás, al final de todo, esto sea para bien -respondió el anciano.

Estalló la guerra, y las autoridades reclutaron a todos los hombres jóvenes para el ejército. Muchos fueron heridos o murieron en batalla.

Pero, el hijo del anciano no podía luchar en el ejército, a causa de su pierna quebrada. Así que, finalmente, esa pérdida se transformó en ganancia.

La Biblia dice: “Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios…” Por cuanto vivimos en un mundo pecaminoso, a veces nos ocurren cosas malas. Pero, no importa lo que suceda, Dios está en el control. Confía tu vida en sus manos, y él estará contigo en las buenas y en las malas.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo

Por Helen Lee Robinson

CORRE, CORRE, CORRE


Lugar: México

Palabra de Dios: Hebreos 12:1

Caballo y su amigo caminaban por el bosque hacia un manantial termal, cuando Caballo descubrió un sendero que no conocía. Despidiéndose de su amigo, salió corriendo. Aunque no tenía ni idea de hacia dónde se dirigía ese sendero, estaba haciendo lo que le gustaba, y eso era correr.

Él es uno de los 40 mil indios Tarahumara que viven en el noroeste de México. Estos indios son conocidos, quizá, como los mejores corredores de larga distancia del mundo, pues corren hasta 240 kilómetros por vez. Correr parece formar parte de su vida. Corren para ir al trabajo, para ir al hospital; a veces, hasta para ir a comer. Créelo o no, pueden atrapar a un ciervo, persiguiéndolo hasta que el animal finalmente se cansa.

Lo sorprendente es el estado físico de los indios Tarahumara.

Mientras corren, su presión sanguínea baja y su ritmo cardíaco se mantiene en un promedio de unos 130 latidos por minuto. Luego de correr 80 kilómetros, ni siquiera se ven cansados. No sorprende, entonces, que los indios Tarahumara hayan ganado ultra maratones de 160 kilómetros.

¿Puedes imaginarte corriendo durante 18 a 20 horas? Eso es lo que lleva correr una de estas ultra maratones. Exige mucha perseverancia.

La mayoría de nosotros, probablemente, nunca corra distancias tan grandes. Pero, de la misma manera, necesitamos perseverar en nuestra vida espiritual.

La Biblia nos dice: “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. Sigue corriendo. Algún día, pronto, terminaremos la carrera.

Lecturas Devocionales para Menores 2013
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson