Y ustedes, padres, no hagan
enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor.
Efesios 6:4
Las madres y las esposas que ejercemos un
liderazgo vital en la familia somos propensas a padecer tensiones. Cuidar el
hogar, disciplinar a los hijos y atender las necesidades del esposo, sin
abandonarnos a nosotras mismas, son algunas veces detonantes de ansiedad que
podrían llevarnos a olvidar la nobleza de nuestras tareas.
El liderazgo en el hogar lo ejercen el padre
y la madre de manera responsable y compartida. Debido a que la mujer está
dotada de cualidades emocionales que le permiten expresar ternura y apego, Dios
le ha asignado la sagrada tarea de conducir a sus hijos por la senda del bien. Puesto
que la madre es la que permanece más tiempo en el hogar, recae sobre ella la
tarea de instruir y corregir a los hijos.
Para realizarla necesita cultivar un
espíritu de misericordia y compasión, que haga sensibles a los niños, para que
de ese modo puedan obedecer con docilidad.
Las madres irritables, punitivas, y rígidas
muchas veces hacen que los niños se vuelvan desafiantes y agresivos. Un
espíritu tranquilo, aunque firme, doblega la naturaleza infantil rebelde y
lleva a los hijos a obedecer a sus padres y a cooperar con ellos
voluntariamente. Elena de White escribió al respecto: “Las palabras ásperas y
enojadas no son de origen celestial. Renegar y regañar nunca ayuda. Por el
contrario, despiertan los peores sentimientos en el corazón humano” (Conducción
del niño, cap. 44, p. 230).
El amor es una virtud que debe ejercerse en
la educación de los hijos sin que por eso se anulen las normas establecidas. Un
niño que se siente amado será sensible a la corrección y acrecentará el respeto
que tiene hacia sus padres. Tendrá un concepto correcto de la justicia y
manifestará admiración por sus progenitores.
Querida madre, hoy es un buen día para que
revises tus métodos de crianza.
Que tu oración en este día sea: “Señor,
deseo que habites en mi corazón. Tú, que eres un padre amante y misericordioso,
lleva a cabo tu obra en mi vida. Dame la capacidad para guiar a mis hijos con
paciencia y bondad, de tal manera que tengan un concepto correcto de tu amor”
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por
Erna Alvarado