martes, 3 de diciembre de 2013

UNA VOZ EN EL DESIERTO

Portada Desde el corazon
Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: 
Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Mateo 3:3.

La predicación de Juan el Bautista creó un intenso entusiasmo. AI comienzo de su ministerio había muy poco interés en lo religioso. La superstición, la tradición y las fábulas habían confundido la mente del pueblo, y no se comprendía el camino correcto. El pueblo se había olvidado de Dios, en su celo por conseguir tesoros y honor mundanales…

La enseñanza de Juan despertó en el corazón de muchos un gran deseo de tener una parte en las bendiciones que Cristo habría de traer, y recibieron la verdad. Estos vieron la necesidad de una reforma. Debían no solo buscar entrar por la puerta estrecha; también debían luchar y agonizar para tener las bendiciones del evangelio. Solo un deseo vehemente, una voluntad determinada, una fijeza de propósito, podían resistir las tinieblas morales que cubrían la tierra como un paño mortuorio. Para obtener las bendiciones que tenían el privilegio de tener, debían esforzarse fervientemente y negarse a sí mismos.

La obra de Juan el Bautista representa la obra para estos tiempos. Su obra, y la obra de los que salen en el espíritu y el poder de Elías para despertar a la gente de su apatía, en muchos aspectos son las mismas. Cristo ha de venir por segunda vez, para juzgar al mundo en justicia. Los mensajeros de Dios que llevan el último mensaje de advertencia a darse al mundo, han de preparar el camino para la segunda venida de Cristo, tal como Juan preparó el camino para su primera venida. Si el Reino de los cielos sufrió violencia en los días de Juan, también sufre violencia hoy; hoy deben obtenerse las bendiciones del evangelio de la misma manera. Si las formas y las ceremonias no sirvieron en aquel entonces, una forma de piedad sin poder no resolverá nada hoy.

Hay dos potencias en juego. Por una parte, Satanás obra con todas sus fuerzas para contrarrestar la influencia de la obra de Dios; por otra parte, Dios obra por medio de sus siervos para llamar a los pecadores al arrepentimiento.

¿Quién prevalecerá? Satanás, sabiendo que le queda poco tiempo, ha descendido con gran poder y obra con todo engaño de injusticia sobre los que perecen.

Usa a todo agente disponible a fin de prevenir que las almas vengan a la luz.

Las victorias que ganamos sobre el yo y el pecado son ganadas a expensas del enemigo, y él no nos dejará disfrutar de las bendiciones de Dios sin ejercer esfuerzos determinados para resistirnos — Youth’s Instructor, 17 de mayo de 1900.

Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

CAMBIA LOS TIEMPOS, PERO DIOS NO CAMBIA

Portada Mujeres

La hierba se seca y la flor se marchita, 
porque el aliento del Señor sopla sobre ellas. 
Sin duda, el pueblo es hierba. 
La hierba se seca y la flor se marchita, 
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. Isaías 40:7-8

Es indudable que los tiempos cambian, y cada día de manera más vertiginosa.

Lo que hoy es, mañana deja de ser; y eso ocurre en casi todos los aspectos de la vida. La moda en el vestir va y viene; de pronto algunos estilos que tuvieron mucha popularidad desaparecen, y el día menos esperado, descubres que aquel vestido que se había quedado en un rincón del armario, de nuevo vuelve a ser tendencia. Ha cambiado la apariencia de hombres y mujeres a lo largo de los años.

Asimismo los nuevos inventos traen aparejados cambios en la forma de trabajar y el modo de hacer las cosas. En el ámbito social, varía la manera de relacionarse entre las personas, así como los tipos de recreación. Todo cambia.

Aunque cada cambio trae consigo una buena dosis de estrés, es indudable que todos, de una u otra manera, nos vemos afectados por dichas transformaciones.

Todo ello no es en sí bueno ni malo, sencillamente representa las exigencias del momento. Lo más importante de todo es saber que la esencia de la vida es la misma que surgió de los planes del Creador. Eso no ha cambiado ni cambiará, por mucho que pase el tiempo.

Dios es un ancla que nos provee seguridad cuando las turbulencias del tiempo desean arrastrarnos. Los seres humanos todavía necesitamos vivir bajo el señorío de Dios, aunque las circunstancias presentes nos lleven a pensar y decir lo contrario.

Sin él, somos como una barca movida por los vientos cambiantes de la vida.

Dios no es únicamente el Capitán de la embarcación de nuestra vida, sino también el Timonel que marca el rumbo.
Si nos mantenemos fieles al Señor, avanzaremos en la buena dirección y tendremos la seguridad de que atracaremos en un puerto seguro al final de nuestro viaje. Dios nos dice: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31-32).

No dudemos de Dios, ni de su Palabra. No permitamos que la sociedad actual, con todos sus cambios, nos deslumbre y nos lleve a pensar que no necesitamos a Dios, ni nos obligue tanto a adaptamos que perdamos el estilo de vida que caracteriza a un cristiano. Cuando el mundo parezca decirte que no hay Dios y que el ser humano es amo y señor de su propio destino, levanta el estandarte de la verdad.

Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado

OBEDIENTES A LA VISIÓN CELESTIAL - 3

Portada Jovenes

Ananías respondió: “Señor, 
he oído hablar mucho de ese hombre 
y de todo el mal
que ha causado a tus santos en Jerusalén” 
(Hechos 9:13).

La historia de la conversión de Pablo tiene una tercera lección para nosotros. Cuando Dios nos llama, quiere que venzamos nuestros prejuicios.

Los prejuicios tienen su origen y su poder en la ignorancia. Solo podemos ver el exterior de una persona, pero no sus luchas. Tampoco podemos ver sus motivos. Solamente la juzgamos por las apariencias. La única manera de superar los prejuicios es obtener una visión de la otra persona a través de los ojos de Jesucristo.

Dios conocía perfectamente a Saulo y decidió revelar a Ananías varias de esas cosas para ayudarlo a vencer sus prejuicios. Te invito a leer Hechos 9:11-16. Luego haz una lista de las cosas que Dios conocía sobre Saulo. Sabía su nombre y su lugar de nacimiento. Conocía al dueño de la casa donde se encontraba, Judas, y la dirección exacta, la calle llamada Derecha.

También sabía lo que estaba haciendo en ese preciso momento, orar, y lo que acaba de ver en visión: que Ananías se presentaría y le pondría las manos encima para que recuperara su vista. Dios también conocía el futuro de Pablo.

Alguna vez oí que hay aproximadamente tantas estrellas en el universo como granos de arena en todas las playas del mundo. Cuando supe de esa estimación me quedé atónito.

¡Nuestro Sol es como un grano de arena más de todos los que hay en nuestro planeta! Sin embargo, Dios sabe en este preciso momento quién soy, dónde estoy, qué he visto, qué hago y cuál es mi futuro. Nada lo puede tomar por sorpresa. En sus manos estoy totalmente seguro.

Ananías venció sus prejuicios y obedeció al Señor. Dios también pidió a Pablo que venciera los suyos. Pidió a ese fariseo de fariseos, que se enorgullecía de su raza, de sus orígenes y de la condición única del pueblo de Israel como el pueblo de Dios (lee Filipenses 3:4-6), que predicara el evangelio a los despreciados gentiles.

Pablo fue alumno de Gamaliel, un fariseo muy prominente del judaísmo del siglo primero.

La Misná (Sotá IX, 15) dice que cuando Gamaliel murió, la gloria de la ley cesó y la pureza y la abstinencia murieron. Uno pensaría que con estas credenciales Pablo enseñaría el evangelio a la élite de Jerusalén, pero Dios tenía otros planes. Permite que los tuyos se sujeten hoy al cronograma de Dios.

Lecturas Devocionales para Jóvenes
¿Sabías qué..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix Cortez

CATARATAS DE PECES

Portada Menores
Lugar: Filipinas

Palabra de Dios: Efesios 6:1

Juan lanzó su pelota azul, de goma, al aire, miró como rebotaba en el cielorraso y la atrapó cuando descendía.

-Por favor, no juegues con eso en la casa -le dijo su mamá, mientras se dirigía hacia la cocina para ayudar a la tía con la cena.

El chico se sentó por un momento, y miró el enorme acuario que había en un rincón de la sala. Miró cómo nadaban los peces de un lado para el otro. La pecera tenía tres peces grandes, uno blanco con manchas grises y dos anaranjado brillante. También, contó diez peces más pequeños, de color azul, verde y amarillo, nadando y escondiéndose detrás de las plantas plásticas.

Luego de algunos minutos, Juan nuevamente estaba aburrido. Comenzó, entonces, a tirar la pelota contra el piso, solo para recordar que su mamá le había dicho que no juga a con ella dentro de la casa.

Se detuvo un momento. Luego, pensó: “Si la tiro una vez, no va a pasar nada”; y arrojó la pelota al aire.

Debió haberla tirado más fuerte que antes, porque rebotó con más fuerza en el techo. Cuando la pelota caía, Juan se estiró para capturarla, pero erró. La pelota rebotó en el piso, pasó al lado de sus dedos extendidos y golpeó el cielorraso nuevamente.

-No -dijo Juan, en voz alta.

Con horror, vio cómo la pelota se dirigía al acuario. Luego, oyó el sonido de vidrio que se rompía, seguido por doscientos litros de agua que caían sobre el piso de madera. Las piedrecitas que cubrían el fondo de la pecera cayeron al suelo con un golpe, y rebotaron en todas direcciones. Los peces comenzaron a saltar por todas partes.

La mamá y la tía de Juan corrieron a atrapar los peces resbalosos y a meterlos en un balde con agua. Había mucho vidrio y agua para limpiar. ¡La sala era un lío tremendo! Juan descubrió, de una manera difícil, que obedecer a su mamá y a su papá era una buena idea. Pero, nosotros podemos aprender de su error. La Biblia dice: “Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo”.

Lecturas Devocionales para Menores
En algún lugar del Mundo
Por Helen Lee Robinson

EL REY QUE HABLO CON DIOS

Portada Pequeños

Tu oración: Querido Padre, me da temor, por eso te pido que me ayudes así como ayudaste a tu amigo Ezequías.

Versículo para hoy: «EI Señor está cerca de los que lo invocan». Salmos 145: 18.

EZEQUIAS fue un rey muy bueno, después del rey Joás hubo otros reyes malos que descuidaron el templo pero Ezequías arreglo las puertas y lo limpio.

Ezequías invito a las personas de todo el reino para que celebraran la Pascua. El pueblo estaba feliz por la manera que Dios había cuidado de ellos. Cuando de repente el rey recibió un mensaje del rey de otro país para decirle que iba a invadir su reino. Ezequías oro a Dios y él lo escucho y envió al profeta Isaías para decirle que no se preocupara, que él lo iba a cuidar.

Lecturas devocionales para Pequeños
Amigos de Jesús
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

lunes, 2 de diciembre de 2013

EL EJEMPLO DE JUAN EL BAUTISTA

Portada Adultos
Hubo un hombre enviada de Dios,
 el cual se llamaba Juan. 
Juan 1:6.

El nacimiento de Juan el Bautista había sido predicho por los profetas, y un ángel fue enviado para notificar a Zacarías del suceso. El mensajero celestial le encargó especialmente al padre que criara al hijo con hábitos estrictos de temperancia…

Juan no se sentía suficientemente fuerte para soportar la gran presión de las tentaciones que habría encontrado al mezclarse con la sociedad. Temía que su carácter fuera moldeado según las costumbres prevalecientes de los judíos, y decidió separarse del mundo y hacer su hogar en el desierto… Lejos de sentirse solo, pesaroso o deprimido, disfrutaba de su vida de sencillez y aislamiento, y sus hábitos temperantes mantenían sus sentidos puros…

Juan tenía que desempeñar una obra especial para Dios. Debía tratar con los pecados y las insensateces del pueblo. A fin de prepararse para esta obra pública importante, debía calificarse en privado, al buscar conocimiento celestial.

Debía meditar y orar, y familiarizarse con las profecías y la voluntad de Dios por medio del estudio. Apartado del ajetreado mundo, cuyos intereses y placeres seductores habrían desviado su mente y pervertido sus pensamientos e imaginación, estaba recluido con Dios y con la naturaleza… Gracias a sus hábitos estrictos de temperancia, se aseguraba la salud física, mental y moral…

Juan se acostumbró a las privaciones y las estrecheces, para poder sostenerse entre el pueblo de forma tan inmune a las circunstancias como las rocas y las montañas del desierto que lo habían rodeado durante treinta años. Ante él se encontraba una gran obra; y era necesario que formara un carácter que no fuera desviado de lo correcto y del deber por ninguna influencia circundante…

Juan fue un ejemplo para… las personas de estos días finales, a quienes se han encomendado verdades importantes y solemnes. Dios desea que sean temperantes en todas las cosas. Desea que vean la necesidad de negar el apetito, de mantener las pasiones bajo el control de la razón. Se necesita esto para que tengan la fuerza mental y la claridad para discernir entre el bien y el mal, entre la verdad y el error. Hay una tarea para todos… en la viña del Señor, y él desea que se preparen para jugar un papel útil - Youth’s Instructor, 7 de enero de 1897.

Meditaciones Matutinas para adultos
"Desde el corazón"
Por Elena G. de White

EXAMINATE A TI MISMA

Portada Mujeres
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, 
a quien se le borran sus pecados. 
Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. 
Salmo 32:1-2

Millones de personas padecen en la actualidad diversas enfermedades físicas y mentales como consecuencia de algún sentimiento de culpa largamente abrigado. Dicho sentimiento puede ser algo que incluso retrase el desarrollo personal Los afectados sienten tristeza, ansiedad, y quizá algún tipo de agresividad dirigida hacia ellos mismos y hacia los demás.

En ocasiones la sensación de culpa surge como resultado de aquellos errores que no se han superado, así como por el daño que los mismos podrían haber causado a otras personas. Por ejemplo, una madre que vive castigándose cada día porque se siente culpable de la adicción a las drogas de su hijo, pensando que no le prestó suficiente atención cuando era pequeño. Ese sentimiento de culpa incide directamente sobre todas su acciones y pensamientos, y de esa manera queda atrapada en la red.

El sentimiento de culpa es uno de los más amargos resultados del pecado. Esa fue probablemente la condición que afectó a Adán y Eva tras la muerte de su hijo Abel a manos de Caín. Quizás ellos se sentían culpables por el ejemplo que habían dado a sus hijos, o por haber sido los iniciadores del pecado en su propio hogar.

Ahora estaban cosechando los frutos de su propia desobediencia.

Si experimentamos algún sentimiento de culpa, es necesario que nos examinemos a nosotras mismas con el fin de erradicarlo. El primer paso que hemos de dar consiste en recordar que Dios perdona todos nuestros pecados, y que de igual forma hemos de perdonarnos a nosotras mismas. Si así actuamos, quedaremos libres de la amargura y de la ansiedad.

Vivir bajo el peso de la culpa es una tortura que nos puede llevar incluso a la muerte. Fue ese el sentimiento que invadió a Judas Iscariote después de haber traicionado al Maestro: “Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó” (Mateo 27:5).

Recuerda que nuestro amante Dios nos ofrece libertad de todo mal y dolencia.

Hoy es el mejor de los días para que nos aferremos a su perdón y seamos libres.

Dios te dice: “Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados” (Isaías 43:25).

Meditaciones Matutinas para la mujer
“Aliento para cada día”
Por Erna Alvarado