Lugar: Wisconsin, EE.UU.
Palabra de Dios: Lucas 19:10
Jeff
estaba volviendo a casa en medio de la nieve, cuando vio algo por el rabillo
del ojo. No, no podía ser. Desaceleró y volvió a mirar.
Sí,
era lo que pensaba, pero ¿qué estaba haciendo aquí, en pleno invierno?
Cuando
llegó a su casa, llamó al Departamento de Policía e informó lo que había visto.
-¿Es
un chiste? -preguntó el policía que lo atendió.
Jeff
tuvo que admitir que parecía muy raro. Cuanto más pensaba en ello, menos seguro
estaba de lo que había visto. Quizá sus ojos lo habían engañado.
Pero,
Jeff no fue el único que vio esto tan raro. A unos tres kilómetros de
distancia, una mujer llamada Trish estaba mirando por la ventana de su cocina
cuando vio algo que se movía. Se le agrandaron los ojos. No, no podía ser.
Llamó a su esposo, y los dos miraron incrédulamente por la ventana.
-¿Qué
debiéramos hacer? -preguntó Trish.
-Llamemos
a la policía. Ellos sabrán qué hacer.
Más
y más personas comenzaron a llamar. Durante varios días, el Departamento de
Policía ignoró las llamadas telefónicas como si fuesen una broma. Después de
todo, los canguros viven en Australia, no en Wisconsin; especialmente, con una
temperatura tan baja.
Finalmente,
la policía decidió investigar. Imaginen su sorpresa cuando encontraron al
animal deambulando por la nieve. Nadie sabía de dónde provenía el canguro pero,
probablemente, no habría sobrevivido mucho tiempo en el invierno de Wisconsin.
Nosotros
también estamos perdidos, en un lugar al que no pertenecemos.
Alejándonos
del camino recto, nos adentramos en territorio peligroso. Pero, la buena
noticia es que “el Hijo del hombre [Jesús] vino a buscar y a salvar lo que se
había perdido”. No queriendo que ninguno de nosotros se lastime, él nos busca.
Y cuando nos encuentra, nos lleva a un lugar seguro.
Lecturas
Devocionales para Menores 2013
En algún lugar
del Mundo
Por Helen Lee
Robinson